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Pilane: escultura y divertimento campestre

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Visitantes. Pilane 2014.  Foto R.Puig

Visitantes. Pilane 2014. Foto R.Puig

He paseado por las praderas y sobre las rocas de Pilane en busca de las esculturas que cada año son sabiamente instaladas en estos campos de la costa occidental de Suecia. Y, no crean que deliraba,  la visita la hice en compañía de Immanuel Kant. Tan es así que, durante todo el recorrido desde Gotemburgo, disertó sin descanso sobre  la oposición entre la obra de arte (que tiene por objetivo la belleza perseguida y razonada libremente) y el efecto de lo bello en la naturaleza; entre el pensamiento que dirige la creación artística y unas armonías que son independientes del hacer humano.

Dijo muchas más cosas, pero eso es lo que ahora recuerdo.

No obstante, tras aparcar la furgoneta, descendió dócilmente de las cimas de su metafísica del juicio estético y, dejando de lado su universo rococó, se calzó unas botas de guardabosque para, acto seguido, acompañarme en mi paseo entre los caprichos escultóricos de Pilane.

La hermosura del día radiante de fin de verano en la isla de Tjörn que nos tocó en suerte sacó a Immanuel de sus cavilaciones, al menos por unas horas De repente estaba totalmente relajado y de buen ánimo.  No sé si fueron las latas de cerveza y el bocata de salami, previos a la visita,  pero parecía dispuesto a divertirse como un niño entre juguetes nuevos.

Pilane 2014

Claro que, nada más empezar,  tuve que explicarle al filósofo de Königsberg lo que son unas señales de tráfico y un paso de cebra.

Liberados. Jan Järlehed. Suecia. Pilane 2014. Foto R.Puig

Liberados. Jan Järlehed. Suecia. Pilane 2014. Foto R.Puig

Lo del sonajero gigante de Brío fue un poco más difícil, por la similitud que tiene con las jaulas, claro que con menos colores, que usaban algunos absolutistas prusianos para poner en la picota a los delincuentes y disidentes.

Recuerdo. Jan Järlehed. Suecia. Pilane 2014. Foto R.Puig

Recuerdo. Jan Järlehed. Suecia. Pilane 2014. Foto R.Puig

Menos mal que cerca había unas ovejas de lo más común. Aunque sospecho que Kant era más dado a analizar el concepto de cordero que a tocar su lana y dudo que en su infancia le llevasen a la granja escuela.

Ovejas junto a las sillas elefante de Ylva Kullenberg.Suecia. Pilane 2014. Foto R.Puig

Ovejas junto a las sillas elefante de Ylva Kullenberg.Suecia. Pilane 2014. Foto R.Puig

Pero, en fin, demos por supuesto que tuvo que ver ovejas por las calles de su ciudad natal, dado que yo mismo vi circular los rebaños por el paseo de la Castellana de Madrid dos siglos más tarde.

¿Y elefantes? Esos seguro que los debió de ver en los tratados de zoología que no debieron de faltar en su biblioteca de la universidad.

Sillas elefante. Ylva Kullenberg.Suecia. Pilane 2014.  Foto R.Puig

Sillas elefante. Ylva Kullenberg.Suecia. Pilane 2014. Foto R.Puig

Nos sentamos en estas butacas-elefante para tomarnos un respiro.  No quiero bajar la guardia no sea que se me ponga malo. Así que le observo por el rabillo del ojo. Me parece que está pensando en quitarse la peluca.

Finalmente, lo ha hecho. ¡Se ha guardado la blanca peluca dieciochesca en el bolsillo de su levita! Puede que la visión del mono sudoroso y pensativo  (rodin simiesco) le haya quitado la vergüenza, observo que es bastante calvo.

Monkey. Laura Ford. GranBretaña.Bronce. Pilane 2014. Foto R.Puig

Monkey. Laura Ford. GranBretaña.Bronce. Pilane 2014. Foto R.Puig

Ahora nos estamos acercando a una escultura titulada Los días del juicio. ¡Kant ríe a la vista de estos reflexivos híbridos que dan vueltas y vueltas por la pradera! ¡Caigo en la cuenta! ¡Es evidente que estamos ante una obra de profundo sentido kantiano!

¡No! He de decir a los responsables de la exposición que la obra, digan lo que digan, no se refiere al juicio final. A lo que se refiere es a ese círculo interminable al que nuestra facultad de juzgar nos obliga sin descanso, como borricos de una noria.

Días de juicio. Laura Ford. GranBretaña. Bronce.  Pilane 2014. Foto R.Puig

Días de juicio. Laura Ford. GranBretaña. Bronce. Pilane 2014. Foto R.Puig

Pero -no salgo de sorpresas- lo que en realidad parece hacerle gracia a Immanuel no es el carácter metafísico de nuestro destino… Mientras mastica unos cacahuetes que le ofrecí cuando estábamos con la escultura del mono, me dice:

Son como los académicos de Königsberg cuando nos atormenta una pregunta filosófica

Tras esta delicada confidencia nos sentimos como viejos compinches ¡aquí al sol, a la luz y al aire de los campos de Pilane!

Autorretrato de una turbulencia interior.  Jacob Dahlgren. Suecia. Acero. Pilane 2014. Foto R.Puig

Autorretrato de una turbulencia interior. Jacob Dahlgren. Suecia. Acero. Pilane 2014. Foto R.Puig

Así que, antes de brincar hacia la roca donde se alza un gran chupa-chups amarillo, me pide que le sujete un momento la mochila para quitarse la levita.

¡Kant se me ha quedado en tirantes!  ¡Sí señor, este es mi filósofo!

¿Al fin y al cabo que tendría de malo que cuando escribía su Crítica de la facultad de juzgar lo hubiese hecho en calzoncillos (largos)?

En la subida nos detenemos bajo la sombra de un tiburón cuyas facetas cambian de color y de reflejos.  Mientras damos vueltas a su alrededor tengo que explicarle a mi amigo de toda la vida lo que es el acero inoxidable. Insisto en que, aunque parezca hecho de espejos, el tiburón no es en absoluto de vidrio.

Tiburón.  Xavier Veilhan. Francia. Acero inoxidable. Pilane 2014.  Foto R.Puig

Tiburón. Xavier Veilhan. Francia. Acero inoxidable. Pilane 2014. Foto R.Puig

No está demasiado convencido, así que da unos saltitos para intentar tocarlo, pero no lo consigue. Me parece que no está en forma. ¡Demasiado trabajo sedentario!

¡Por fin hemos llegado a la esfera amarilla! Esta también es de acero pero esmaltado!

Autorretrato de una turbulencia interior.  Jacob Dahlgren.  Suecia.  Acero. Pilane 2014. Foto R.Puig

Autorretrato de una turbulencia interior. Jacob Dahlgren. Suecia. Acero. Pilane 2014. Foto R.Puig

Exclama:

¡Me gusta! ¡Me gusta!

Pero de repente, cae en la cuenta de lo que acaba de decir y murmura:

Claro que eso del gusto es un afrancesamiento… Los filósofos alemanes, yo en particular, sostenemos que para comprender el arte hay que dejarse de frivolidades y profundizar, profundizar, sí, profundizar…

¡La clave está en el juicio, en la subjetividad del juicio estético que, no obstante, es de validez universal…

Yo le miro preocupado pues parece que ha vuelto a las andadas, aunque, bien mirado, me da la impresión de que ha pillado una insolación. Así que recupero la peluca y se la encasqueto de nuevo sobre la calva, mientras le tiendo una botella de agua mineral.

¡Uff! He logrado parar la crisis,  justo cuando acabamos de llegar a las planchas de colorines de la escultura más elevada.

Rectangulos horizontales y la conciencia de la perfeccion.  Jacob Dahlgren.  Suecia. Aluminio lacado. Pilane 2014. Foto R.Puig

Rectangulos horizontales y la conciencia de la perfeccion. Jacob Dahlgren. Suecia. Aluminio lacado. Pilane 2014. Foto R.Puig

El aire del mar que corre por aquí arriba le está haciendo bien. ¡Menuda responsabilidad la que me ha caído! ¡El futuro de la Filosofía moderna depende de mí!

¡Sobre todo que no vaya a dar un traspiés!

Por la pasarela. Pilane 2014.  Foto R.Puig

Por la pasarela. Pilane 2014. Foto R.Puig

En el descenso se empeña en acomodarse un rato en la butaca de bronce que amuebla el estanque entre las rocas.

Rincon de lectura. Claes Hake. Suecia. Bronce y plástico. Pilane 2014.  Foto R.Puig

Rincon de lectura. Claes Hake. Suecia. Bronce y plástico. Pilane 2014. Foto R.Puig

Me siento a su lado y nos tomamos un bocadillo de queso de oveja con tomate para alejar los pensamientos abstrusos.

Abajo percibimos una estructura abstracta de cables blancos, algo así como un cruce de pentagramas de rayas y rayos que invita a declamar el do re mi.  ¡Me parece que está silbando por lo bajini una marcha prusiana!

Rayas. Xavier Veilhan. Francia. Acero inoxidable.  Pilane 2014.  Foto R.Puig

Rayas. Xavier Veilhan. Francia. Acero inoxidable. Pilane 2014. Foto R.Puig

Es buena señal. Definitivamente me parece que el autor de la Crítica de la razón pura se ha identificado ya con este lugar, donde la libertad creativa del juego escultórico contemporáneo se combina con la belleza irracional de una naturaleza sin aprioris.

¡Se está divirtiendo!

Cuando llegamos al amasijo verde intestino de uno de los escultores habituales de Pilane, Kant se para pensativo y me dice:

¿Podrías sacarle una foto? Quiero llevársela a Federico Guillermo. Creo que le va a gustar.

Para una vez que salgo de viaje, si vuelvo sin algún recuerdo se puede poner chinche. Ya sabes que cuando le da por censurar a los ilustrados…

¡A ver si así me deja escribir lo que me dé la gana!

Yo, naturalmente, tiro de cámara y le respondo:

¡Eso está hecho!

Así que ésta es la foto que se llevó Immanuel a Königsberg para dársela a su káiser, la de la escultura más rococó de todo el parque

Versus. Tony Cragg. GranBretaña. Bronce.  Pilane 2014. Foto R.Puig

Versus. Tony Cragg. GranBretaña. Bronce. Pilane 2014. Foto R.Puig

¿No me creen? ¿Tengo que jurarlo por los muertos de Pilane?

Nada más fácil porque sin darnos cuenta estamos frente a los monolitos dispuestos en círculos  que señalan el emplazamiento de numerosas  tumbas colectivas que datan de la Edad del Hierro.

Enterramientos circulares. Pilane.  Foto R.Puig

Enterramientos circulares. Pilane. Foto R.Puig

Pero no quiero detenerme, si nos paramos aquí se va a poner de nuevo en tesitura metafísica. Así que le tiro de la levita y lo alejo de las tumbas.

Bedtime Boy.  Laura Ford. GranBretaña.Bronce. Pilane 2014. Foto R.Puig

Bedtime Boy. Laura Ford. GranBretaña.Bronce. Pilane 2014. Foto R.Puig

Acelero también el  paso frente a la escultura del alienígena en bata y pijama no sea que se me ponga de nuevo meditativo

Pero lo que le despierta de verdad es una conversación que sorprendemos entre una  bella y una oveja.  ¡Sí! ¡Una rubia visitante está tratando de convencer a una lanuda ovina de que se haga un selfie con ella!

¿Y qué me dice Kant mientras observa la escena? Transcribo nuestra conversación:

Immanuel: Es bello todo lo que sin concepto reconocemos como objeto de una satisfacción necesaria

Yo: ¿Qué me quieres decir maestro?

Immanuel: Ya veo que no tienes una mente metafísica.  Te lo simplifico para que me entiendas.  Lo que quiero decirte es que en el arte el entendimiento está al servicio de la imaginación

Para mis adentros pienso que en este caso no es el arte lo que le interesa. Todos estos circunloquios son para confesarme que quiere una instantánea de la bella turista en conversación con la oveja

Aquí he de pedir permiso a la chica para tomar la foto que me pide Kant.

La joven me mira extrañada cuando le presento al filósofo (¡resulta que es estudiante de Filosofía!). Aprensiva, le da la mano a Immanuel y accede a que le tome la foto para nos vayamos pronto,  no sea que resultemos ser unos locos peligrosos (sobre todo el de la peluca y los tirantes rococó)

Conversacion. Pilane 2014.  Foto R.Puig

Conversacion. Pilane 2014. Foto R.Puig



Breverías erasmianas (XVI): “Optimum non nasci”

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Torsten Renqvist. Sombras. 1979. Coleccion de la familia. Foto R.Puig

Torsten Renqvist. Sombras. 1979. Coleccion de la familia. Foto R.Puig

Cuando la tierra era un hervidero de volcanes golpeado por enormes meteoritos, hubo una especie de mamíferos, modestos y tenaces, que sobrevivieron a los grandes señores del planeta, los dinosaurios.  Bajo cielos de ceniza, en una biosfera hostil, siguieron pariendo y amamantando y, pasados millones de años, al azar de la evolución, de aquellos ancestros un ramal imprevisto y frágil devino el germen de la noosfera.

Hoy no se ciernen sobre nosotros aquellos mantos de ceniza que rodeaban el planeta, pero, desde que el género humano plantó sus pies sobre la tierra, angustias y temores, desastres y males colectivos, crueldades inéditas, demografías expansivas y plagas, milenarismos apocalípticos y conflictos que se repiten siglo tras siglo llevaron paradójicamente a poetas y filósofos, a transmitir el que quizás sea el proverbio más pesimista de toda la tradición paremiológica.

Compsognathus longipes.Foto G.Jansen en ABC Ciencia

Compsognathus longipes.Foto G.Jansen en ABC Ciencia

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Más vale no nacer

Adagio II, III, 49

En este caso, el comentario no deja traslucir para nada la opinión personal del comentador. Ni moral ni filosofía. En descargo suyo hay que decir que en una colección de 4.151 adagios, en la mayoría de los casos no tuvo tiempo para moralejas, bastante fue recopilar los loci y contextos en los que habían sido utilizados.  Aun así su pensamiento filosófico, ético, político y social quedó bien patente en una importante serie de ellos y muchas otras obras.

Esta es una más de las glosas de carácter filológico de Erasmo, en las que no desliza su opinión personal y simplemente cita a los autores que utilizaron el proverbio:

Este elegante aforismo, muy utilizado en la literatura, lo transcribe Plinio en el inicio de su libro séptimo [de la Historia Natural] donde enumera los innumerables peligros que rodean nuestro nacimiento junto con todos los desastres de la vida, para llegar a la siguiente conclusión: Han sido por tanto muchos los que han mantenido que lo mejor es no haber nacido, o haberse extinguido lo antes posible

A esta formulación del adagio en Historia Natural (capítulo VII dedicado al hombre) la precede una lista de las debilidades del animal humano,  de las que se hizo eco Erasmo en otros comentarios, en los que no se limita a la dimensión filológica, y en los que  contradice el pesimismo de Plinio el Viejo, del que valgan estas muestras:

… ¡comienza su vida entre suplicios, sin otra culpa que la de haber venido al mundo! ¡Qué locura la de creerse con derecho al orgullo después de tales comienzos! … el hombre es el único que no sabe nada sin aprendizaje, ni hablar, ni caminar, ni nutrirse; en una palabra, lo único que sabe espontáneamente es llorar. Por lo que muchos han pensado que lo mejor es no nacer, o ser eliminado lo antes posible

Plinio remata así ese capítulo:

Que desgraciada locura es la de querer recomenzar la vida tras la muerte! … esas ilusiones y esta credulidad destruyen el principal beneficio de la naturaleza, la muerte, y duplican la pena del que va a morir, haciéndole soñar una vida futura

Pero dejemos a Plinio y sigamos con el comentario de Erasmo, que ahora cita un fragmento de una obra desaparecida de Cicerón (De consolatione):

Lo mejor de todo es no nacer, ni venir a precipitarse contra los escollos de la vida; la otra opción, ya que has nacido, es morir a la primera ocasión y escapar de la violencia de la fortuna como quien escapa de un incendio

Y que los poetas tampoco fueron mancos en cantar la negrura de nuestro destino lo demuestra la siguiente cita del poeta satírico Alexis:

Lo mejor es no haber aparecido nunca bajo estos cielos.

Lo inmediato, si ya has nacido, es quitarte de en medio

Le siguen Teognis (“mejor no haber visto los tristes rayos del sol”), Eurípides y  Menandro.  

Luego, Erasmo dedica un amplio espacio a un epigrama atribuido a Crates, el filósofo cínico, citándolo en el griego original para, a continuación y según su costumbre, demostrar su dominio de la lengua helénica con su elegante versión latina, que yo traslado al castellano con relativa libertad:

¿Por qué deseas emprender el camino de la vida?

Doquiera te dirijas, está repleta de males.

La plaza pública retumba con litigios y sectarismos.

En casa la ansiedad te atormenta.

El campo triste te agota con su labor incesante.

Si surcas los mares y sus olas, mil peligros te acosan.

Si vives y tienes posesiones en el extranjero,

Te abrumará el temor y estarás inseguro.

Y si tu bolsa cuelga vacía de dineros

¡Qué triste es la indigencia!

¿Tienes mujer? ¡Cuántas preocupaciones!

Si no la tienes, vivirás solitario.

Si traes hijos al mundo ¡que trabajo criarlos!

Si no procreas, privado de hijos tu vida será oscura.

Si fueses joven, insensata es la juventud.

En la vejez canosa se agotarán tus fuerzas.

Así que, si eres cuerdo, qué te queda pregunto:

O que nunca hubieras salido de las tristes entrañas

Del útero materno o que, al poco de salir,

En la lóbrega Estigia te hubieses sumergido

….

Quod nam iter humanae cupias insistere vitae?

Quoquo te vertas, omnia plena malis.

Litigiis causisque forum strepit usque molestis,

Perpetua cruciat sollicitudo domi.

Enecat assiduis rus triste laboribus ; undas

Et freta si sulces, mille pericla premunt.

Viventi peregre si res tibi suppetit ampla,

Cuncta miser metues nec bene tutus ages ;

Rursum si vacuae pendebunt aere crumenae,

Ut durum ac miserum est hospitem egere virum !

Conjugium sequeris, quanta hic te cura sequetur !

Desolatus eris, si sine conjuge eris.

Si tollis sobolem, multo educenda labore est ;

Non tolles orbi lumine vita vacat.

Si juvenis fueris, vaga et inconsulta juventa est ;

Viribus effoeta est cana senecta suis.

Ergo quid reliquum est, quaeso, nisi, sanus ut optes

Alterutrum : aut numquam tristibus e sinibus

Materni prodisse uteri, aut ubi protinus illinc

Exieris, Stygias abdier in latebras ?

Por si fuera poco, continúan los testimonios, no sólo entre los griegos, cuya forma de pensar refleja el poeta Ausonio en parecidos términos, sino también entre los tracios y otros vecinos suyos, de los cuales  (basándose en Herodoto) escribieron Quintiliano, Plinio y Valerio Máximo :

cuando nace un niño, los parientes, sentados a su alrededor se lamentan, evocando las miserias que va a tener que padecer desde el momento de su llegada a la vida, y, por otro lado, cuando alguien muere, juegan y se regocijan durante el funeral, al pensar que ya no estará al alcance de innumerables males

Plutarco también se refiere a un poeta trágico no identificado, que otras fuentes dicen ser Eurípides.  La versión latina de Erasmo y mi modesta traducción suenan así:

Llorar se debe al que nace, pues afronta grandes males.

Pero al muerto, sustraído a los castigos de la vida,

De su casa se le lleva a enterrar con alegría y regocijo.

Plorare natum ut maxima ingressum mala,

At mortuum vitaeque subductum malis

Efferre laetos gratulantesque aedibus.

El comentario acumula al final  los pareceres coincidentes de Menandro, de nuevo Homero (“Pienso que nada es más patético que el hombre / de todo cuanto respira y se mueve sobre la tierra”) y de Plauto (“¡Cuánto mejor haber vivido que vivir!”).

Pero en este final de su glosa, Erasmo recurre también a Virgilio, aunque escamotea el contexto, pues cita un solo verso y el comienzo del siguiente. Para mejor entender al poeta, prefiero citar y traducir completos los tres (Geórgicas, III, 66-69) que a mi modo de ver interesan:

Optima quaeque dies miseris mortalibus aevi

Prima fugit: subeunt morbi tristisque senectus,

Et labor, et durae rapit inclementia mortis.

Para los míseros mortales son los mejores días de la vida

Los que primero huyen: surgen los dolores y la triste vejez,

Y la fatiga, y la inclemencia de una muerte cruel nos arrastra.

Y, volviendo al contexto de esa parte del poema, no sé si se trata de un lapsus o de un guiño erasmiano, ya que lo que Virgilio parece expresar en ese capítulo es en realidad el deseo de que la vida sea larga. Al menos si damos fe a los versos siguientes que tratan de cómo cuidar al semental y conseguir una sana y abundante reproducción de los rebaños.

(Fuente del texto latino del adagio: Les Adages d’Érasme présentés par les Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), 2010, pp. 1038-1043. La traducción del latín es mía)

Echa de nuevo a andar. Artipelag. Estocolmo. Foto R.Puig

Echa de nuevo a andar. Artipelag. Estocolmo. Foto R.Puig

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¿Y ahora qué?

Hay un pequeño pub-restaurante en la Carretera de Las Marinas, no lejos del cual suelo divagar cuando estoy en España, que regentó durante varios años (hasta que la famosa crisis les hizo dejarlo) una pareja amiga. Él (el chef) es de Londres, ella de Eslovenia y la hija está acabando su carrera de filología alemana.

A finales del 2011 la cocinera ayudante, una señora rumana que habla el castellano mejor que muchos castizos, observando a la patrona atareada en su jardín, le dijo:

¿Para qué plantas flores si el año que viene se acaba el mundo?

Hace dos días he leído que Henry Kissinger, en un nuevo libro, anuncia que “el caos amenaza el orden mundial”. No sabía yo que aquel que sembró la desgracia en millones de vidas, urdiendo intervenciones ilegales y antidemocráticas fuera de su patria, todavía colea. Dudo que en su libro llegue a recomendar que optimum non nasci (al menos no para sus amigos, de hecho él tiene nietos), pero el que estos aprendices de brujo sigan anunciando catástrofes y sientan que sus profecías son originales me trae a la memoria otros libros.

Hubo en el siglo XVI un teólogo reformador, Urbanus Reghius (1489-1541), año más año menos coetáneo de Erasmo y de Juan Luis Vives, que escribió una obra que se titulaba “Querela de miseriis et calamitatibus mundi, et praesentis vitae ac temporis” (Lamento de las miserias y calamidades del mundo y de la vida y la época actuales).

De Urbanus no he podido averiguar si dejó descendencia. Pero de Vives podemos decir que no y que dejó algunas reflexiones sobre sus temores en materia de procreación que no desentonan para nada de los autores clásicos citados más arriba:

Nacemos de hombres pecadores entre dolores muy agudos y con inmediato peligro nuestro y de nuestras madres, nuestra lactancia es una molestia continua y nuestra crianza un trabajo ininterrumpido (De concordia et discordia in humano genere, 1529)

Cuán grande es el beneficio de Dios porque no pariste o porque perdiste a los hijos antes de que te causasen tristeza (De institutione feminae christianae, 1523)

No obstante Vives tuvo siempre en gran estima las familias con hijos de sus amigos  y  desea éxito a sus mujeres en los embarazos, como manifiesta en su  correspondencia, y  sería largo destacar aquí los factores que pudieron influir en el hecho de que no procrease. Por las fechas de las dos obras citadas su familia estaba pasando momentos muy trágicos.

Ref: Ramón Puig de la Bellacasa,  La discapacidad y la rehabilitación en Juan Luis Vives, Real Patronato de Prevención y de Atención a Personas con Minusvalía, Madrid Septiembre 1993, pp. 57-58.  La discapacidad y la rehabilitación en J.L.Vives. Versión corregida, 2006 Pdf

Que un adagio tan radical haya sido difundido por autores clásicos que formaban parte de la élite de sus sociedades y, a pesar de los conflictos institucionales que a algunos les complicaron la existencia, en general no carecieron de un buen nivel de vida no deja de ser un síntoma más de que el pesimismo literario de los intelectuales es normalmente el privilegio de pocos.  Seguramente muchos de estos autores, a pesar del adagio, tuvieron descendencia y se alegraron de que sus hijos e hijas les dieran nietos.

De lo que no queda registro es de lo que pasa por la cabeza de millones de seres humanos, en la indigencia, víctimas de violencias sectarias, inmersos en pavorosos desastres y sin capacidad ni instrucción para expresarse en proverbios, padres, madres y abuelos de niños aterrorizados y desnutridos.

Un número inmenso de ellos malvive en campos de refugiados en Medio Oriente y África.

El zoco de Alepo. Anthony Loyd. The Times

El zoco de Alepo. Foto de Anthony Loyd. The Times

Como en la época de Urbanus Reghius, en el mundo se mezclan lo mejor y lo peor, lo atroz y lo admirable y no faltaron ni faltarán quienes se sientan inclinados a recomendar que lo mejor es no nacer.  Yo por mi parte pienso que entre nuestros hijos y nuestros nietos están y estarán, en latitudes y lugares de todo el planeta, los que podrán mejorar, en mayor y menor grado, las vidas de los seres humanos.

Aunque no nos falte razón para lamentarnos por lo que cada día vemos y se nos muestra, son las personas, con su responsabilidad individual intransferible, las que han de decidir qué es lo mejor en esta controvertida materia; y si la prole aumenta, si hay quien opta por traer más niños a este mundo que nos ha tocado en suerte, espero vivir muchos años para verles crecer.

Y, como explica mejor que yo el poeta, que la luz para ello no nos falte:

Con fresca luz se lava el mundo

Esa es su agua

Chorrea libre y generosa

Sobre sus claros hombros

Arrastra manchas hebras y fatigas

Disuelve ácidas costras y tristezas

Echa de nuevo a andar

La hora de su cuerpo rescatado.

.

Joven como agua es esta luz

Después del baño es siempre inaugural

La ropa en que volvemos a envolvernos

Para pisar de nuevo el viejo suelo

.

Y volverá mil veces el momento

De lavarnos el rostro

En la fría corriente matutina

Mil veces nos dará de nuevo

Y cada vez recién reinventado

Su regadío el día.

.

Tomás Segovia, “Limpieza” en Día tras día, Valencia, Colección la Cruz del Sur, Editorial PRE-TEXTOS, 2005

La abuela y el nieto. Foto R.Puig

La abuela y el nieto. Foto R.Puig


Hoja suelta

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Hoja de olmo con gotas de lluvia. Foto R.Puig

Hoja de olmo con gotas de lluvia. Foto R.Puig

Hojas del árbol caídas

juguetes del viento son:

¡Las ilusiones perdidas

¡ay! son hojas desprendidas

del árbol del corazón!

.

José de Espronceda

Son días de hojas moribundas y multicolores, muchas de ellas esparcidas sobre las aceras. Ha llovido y algunas se visten por última vez de perlas efímeras, que Espronceda vería probablemente como lágrimas

Capricho del viento.  Foto R.Puig

Capricho del viento. Foto R.Puig

Son días de de apacible nostalgia, de nervio retenido e inspiración incierta, son días de hoja suelta y garabato

Inciertas nostalgias. Foto R.Puig

Inciertas nostalgias. Foto R.Puig

Son días de espera del invierno, de pereza sin razones, del Sísifo remiso que ha dejado de empujar la piedra y se acomoda en ella, son días de abrir viejos libros, los de nuestras filosofías juveniles, las del mundo absurdo, las del difícil equilibro de la presencia humana, a caballo entre la realidad sin espíritu y el espíritu en conflicto con la realidad

Equilibrio. Foto R.Puig

Equilibrio. Foto R.Puig

Lo que sé, lo que es seguro, lo que no puedo negar, eso que no puedo rechazar, he ahí lo que cuenta. Yo puedo negar todo de esa parte de mí que vive de nostalgias inciertas, pero no ese deseo de unidad, ese apetito de resolver, esa exigencia de claridad y de cohesión.  Puedo refutarlo todo de ese mundo que me rodea, que me golpea y me transporta, excepto este caos, este azar reinante y esta divina equivalencia que nace de la anarquía. No sé si este mundo tiene un sentido que le desborda. Lo que sé es que no conozco ese sentido y que por el momento es imposible que lo conozca.  ¿Qué significa para mí la significación fuera de mi condición? Sólo puedo comprender en términos humanos. Lo que toco, lo que me ofrece resistencia, he ahí lo que comprendo. Y de estas dos certezas, mi apetito de absoluto y de unidad y la irreductibilidad de este mundo a un principio racional y razonable, lo que sé es que no puedo conciliarlas. ¿Qué otra verdad podría reconocer sin mentir, sin hacer intervenir una esperanza que no tengo y que no significa nada dentro de los límites de mi condición?

¿Cuál es el fondo de este conflicto, de esta fractura entre el mundo y mi espíritu, sino la conciencia que de ella tengo?

Albert Camus, Extracto de “La liberté absurde” en Le mythe de Sisyphe, Gallimard, 1942 (la traducción es propia)

Aceptar el otoño

Como las hojas se desprenden y aceptan; como, pasados la primavera y el verano, los brazos de Sísifo se toman un respiro y dejan de empujar la piedra; como la estación se calma y se dispone a la espera, también la ciudad parece rehuir tensiones bajo soles más fríos

Crepúsculo de otoño. Gotemburgo. Foto R.Puig

Crepúsculo de otoño. Gotemburgo. Foto R.Puig

Pero si la calma es aparente, si seguramente el otoño nos engaña, si la conciencia no descansa y el absurdo se sigue cargando de razones, puede que sólo el arte sea el último reducto, la única mentira que no miente

Rolf Hanson. Rumtomhus XIII. 1997. Óleo sobre tabla. Foto R.Puig

Rolf Hanson. Rumtomhus XIII. 1997. Óleo sobre tabla. Foto R.Puig

Aunque – parafraseando al Camus de la cita anterior, el de los años de la guerra y la resistencia-  podríamos decir que ‘lo que no toco, lo que no me ofrece resistencia, he ahí lo que no comprendo’

LG Lundberg. Sin título. Óleo sobre lienzo. 2006. Foto R.Puig

LG Lundberg. Sin título. Óleo sobre lienzo. 2006. Foto R.Puig

Y hay, además, en esa misma obra de Camus, otra aserción filosófica para tiempos de guerra, otra constatación del absurdo que contradice la segunda estrofa del traído y llevado poema romántico de Espronceda con el que abríamos esta hoja suelta:

¡El corazón sin amor!

Triste páramo cubierto

con la lava del dolor,

oscuro inmenso desierto

donde no nace una flor!

Pues lo que Camus dice (inicio del capítulo sobre el Don Juanismo) apunta en la dirección opuesta :

Si bastase con amar, las cosas serían demasiado simples. Cuanto más se ama, más se consolida el absurdo

Así que, hoy lo dejamos así, que cada uno resuelva sus dudas como quiera y pueda, que el otoño no nos deprima, que entre la filosofía del absurdo y la poesía de la pasión romántica, encontremos cada uno la vía que nos redima

Plus on aime... Foto R.Puig

Plus on aime… Foto R.Puig

¿En alguna isla lejana? ¿En algún rincón del arte?

LG Lundberg. Lejanía. Óleo sobre lienzo. 2013 a 2014. Foto R.Puig

LG Lundberg. Lejanía. Óleo sobre lienzo. 2013 a 2014. Foto R.Puig

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NB: las fotos de los cuadros corresponden a una reciente visita a la exposición titulada Ingen människa är en ö (Ningún ser humano es una isla)  en la galería Artipelag de Estocolmo:  http://www.artipelag.se/en


Breverías erasmianas (XVIII): “Saxum volvere”. Sísifo en los adagios de Erasmo y en el pensamiento de Albert Camus

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Más horas de luz. Foto R.Puig

Más horas de luz. Foto R.Puig

Parece que ya se retira el invierno. Dicen que ha sido más gris que los anteriores. No sé qué fotómetros lo miden, pero la prensa sueca nos informa de que las horas oscuras fueron ochenta y tres más que en el pasado.

Si no me he dado cuenta puede que se deba a que otro tipo de oscuridades atraían nuestra atención durante este invierno, como si en esa noosfera nuestra, cuando pareciera que aumentase, laboriosa y a través del dolor de los siglos, la proporción de racionalidad en detrimento de la barbarie, y que cientos y cientos de millones de seres humanos osasen ya regirse por la concordia y la razón frente a la irracionalidad y los dogmas, hayan de volver inexhaustos los vientos oscuros y las insaciables furias a cercenar millones de esperanzas y millares de vidas, esgrimiendo doctrinas y mensajes insensatos.

Esto no se acaba

Esto no se acaba

No es difícil encontrar obras escritas y gráficas que han expresado la desazón ante la ardua e inacabable tarea de la humanidad frente a las monstruosidades que se abren camino una y otra vez cuando la razón se duerme.

Goya. Esto es peor

Goya. Esto es peor

Ningún artista  ha sabido expresarlo como Goya, con esos grabados en que la negrura de la violencia y la sinrazón devora los modestos progresos de las luces.

Goya. Grande hazaña con muertos.

Goya. Grande hazaña con muertos.

Son esas oscuridades pertinaces las que me han hecho recordar, a partir de un adagio comentado por Erasmo de Rotterdam, la ingente tarea de Sísifo, empujando una y otra vez su piedra y sobreponiéndose al absurdo de un permanente volver a empezar.

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“Saxum volvere”

Empujar la piedra

Adagio II, iv, 40

Saxum volvere. Foto R.Puig

Saxum volvere. Foto R.Puig

Qui   inexhausto   quopiam   atque  inutili  labore  fatigantur…

Quienes se atormentan con un trabajo interminable e inútil lo que hacen, como se suele decir, es hacer rodar una roca. Como dice Terencio en ‘el Eunuco': ‘Ya le dado bastantes vueltas a esta piedra’

(la expresión es en realidad del Miles Gloriosus de Plauto )

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Donato señala que el proverbio alude a quienes son víctimas de un esfuerzo inevitable aunque inútil, y opina que el origen está en la famosa leyenda de Sísifo, empujando la piedra arriba y abajo en los infiernos

Qui   inextricabili   sudore,   sed   inutili,   affligerentur,   tractumque   putat   a   notissima   Sisyphi   fabula,   saxum   apud   inferos   sursum   ac   deorsum   volventis

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Dice que él mismo, astuto y perspicaz, tuvo que hacer como Sísifo, ante un funcionario estólido, al que con razón llama pedrusco

(NB: Versión latina de los Adagios aquí utilizada: Les Adages d’Érasme, Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), 2010, pag. 1108, la traducción es mía)

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Sísifo. Tizianno 1549. Museo del Prado.

Sísifo. Tizianno 1549. Museo del Prado.

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Arriba y abajo

“Sursum ac deorsum”

Adagio I iii 85  

La glosa de este adagio comienza con la referencia al trabajo de esclavo de Parmenón en el Eunuco de Terencio, corriendo sursum ac deorsum, de mensajero entre su dueño (Fedria) y la mujer que este corteja (Tais).

Luego pasa a significados de “mayor estilo” el primero de los cuales se refiere a los jurisconsultos:

Los abogados saltan rápidamente de volumen en volumen, entre una ley y otra, de un interpretación a otra, cambiando de posición a menudo como quien vaga arriba y abajo. Es una metáfora sacada de la leyenda de Sísifo, empujando su piedra en el inframundo

Ea metaphora mutuo sumpta videtur a Sisyphi fabula saxum volventis apud inferos

Como de costumbre, sigue una lista de citas que se refieren a quienes, para conseguir sus objetivos, lo intentan todo laboriosa e incansablemente (Demóstenes, Aristófanes, Eurípides, Platón, Arístides, Plutarco, Menadro y Ateneo). Más otras referencias (Terencio, Donato, Juliano) que aluden a un sentido tragicómico y hasta lúdico de la expresión, sobre aquellos que todo lo confunden y remueven.

(NB: Versión latina de los Adagios aquí utilizada: Les Adages d’Érasme, Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), 2010, ppp. 320-322, la traducción es mía)

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No dejar cuerda sin mover

“Omnem rudentem movere”

Adagio I iv 31

En un sentido parecido, no de remover sino de accionar todos los resortes de una situación, Erasmo también recorre arriba y abajo toda la literatura clásica para explicarnos como en este sentido han usado la expresión “tocar todas las cuerdas” una serie de autores. Aristófanes en el sentido de no rendirse; Luciano en el de buscar la revancha; Apolonio en la búsqueda de la ganancia comercial; Platón en reflexionar cuidadosamente (en el diálogo que titula Sísifo); y Julio Polux en el que quizás sea el sentido metafórico original y el más hermoso:

Navegábamos soltando todos los cabos y ‘con todo nuestro cordaje’. Describe así una navegación difícil en la que todo ha de intentarse

Navigabamus omni moto rudente et omnibus rudentibus. Ad eum modum significat difficilem navigationem, in qua omnia tentanda

(NB: Versión latina de los Adagios aquí utilizada: Les Adages d’Érasme, Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), 2010, pag.356, la traducción es mía)

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Erasmo como metáfora

Erasmo trabajó sin descanso buscando y examinando los sentidos de cada proverbio en la literatura griega y latina y en sus comentaristas y recopiladores.  Esa es la tarea ingente (“trabajos de Hércules”) que se marcó durante décadas y que ha hecho de sus Adagios un monumento filológico y literario único.

Con la analogía del trabajo hercúleo alude a esa ingente labor filológica de aquellos años de inicios del siglo XVI en los que se dejaba las pestañas en las bibliotecas y archivos y en la imprenta de Aldo Manuzio, escribiendo sin parar, revisando el trabajo de los cajistas y corrigiendo las pruebas de imprenta sobre la marcha, como un nuevo Sísifo empujando sin cesar la piedra.

El comentario en que lo cuenta forma parte de uno de sus adagios largos, de esos en que no se limita a la glosa y a la cita filológicas. Son esos en los que vierte su propia experiencia de la vida, sus inquietudes y su filosofía. En este caso, además, es un hermoso testimonio del trabajo del sabio erudito en las primeras décadas de la imprenta en Europa. Es bien sabido que fue él quien con mayor inteligencia y habilidad supo sacarle partido en los albores del siglo XVI y varios lustros antes que Lutero y otros reformadores.

Los trabajos de Hércules

“Herculei labores”

Adagio III, I, 1

Una vida entera apenas bastaría para el examen y análisis de tantos poetas en ambas lenguas, tantos gramáticos, tantos oradores, tantos dialécticos, tantos sofistas, tantos historiadores, tantos matemáticos, tantos filósofos, tantos teólogos, siendo así que sólo catalogar sus obras agotaría a un hombre; y esto no sólo de una vez por todas, sino arriba y abajo, tan frecuentemente como el contexto exija que cual Sísifo empujes tu piedra hasta la cima del monte. Pienso que no habrá nadie que no vea, nadie que no se dé cuenta de que esto es algo enorme. Ahora bien, pregunto, ¿qué proporción tiene esta tarea entre todos mis trabajos? He aquí que te queda un ejército casi mayor de comentaristas, de los cuales algunos por pereza y descuido, no pocos también por ignorancia (porque también estos han de ser cribados, sin duda para recoger algo de oro del muladar), han añadido una considerable carga a nuestros trabajos

Sisifo. Antonio Zanchi.  1660 a 65. Mauritshuis. La Haya

Sisifo. Antonio Zanchi. 1660 a 65. Mauritshuis. La Haya

Vix  aetas  humana  suffecerit,  ut  tot   utriusque  linguae  poetas,  tot  grammaticos,  tot  oratores,  tot  dialecticos,  tot  sophistas,   tot   historicos,   tot   mathematicos,   tot   philosophos,   tot   theologos,   quorum   vel   titulis   recensendis   defatigetur   aliquis,   excutias   ac   revolvas,   neque   id   semel,   sed   sursum   ac   deorsum  in  his,  utcunque  res  postularit  Sisyphi  saxum  volvere.  Jam  hoc  opinor  nemo   non   videt,   nemo   non   fatetur   esse   maximum.   At   ea   quota   portio   quaeso   nostri   sudoris  ?   En   tibi   restat   agmen   pene   majus   interpretum,   in   quibus   aliorum   supinitas   atque   indiligentia,   nonnullorum   etiam   imperitia   (nam   hi   quoque   sunt   evolvendi,   nimirum   ut   aliquando   legas   aurum   e   stercore)   non   mediocrem   sarcinam   adjunxere   nostris  laboribus.

(NB: Versión latina de los Adagios aquí utilizada: Les Adages d’Érasme, Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), 2010, pag. 1474, la traducción es mía)

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Volvamos a Sísifo y a la causa de su pena

Según las leyendas de la literatura clásica, fue precisamente la astucia de Sísifo, lo que hizo reaccionar a Zeus, condenándole a empujar una roca montaña arriba para, una vez en la cumbre, ver como el dedo invisible de Dios la empujaba hacia abajo, arrastrándole con ella,  para volver a empezar, como castigo por osar engañarle.

 

Los engaños de Sísifo

“Sisyphi artes”

Adagio III vii 26

Se suele calificar como ‘engaños de Sísifo’ un consejo ingenioso y astuto. Aristófanes habla en ‘Los Acarnienses': ‘Saca sin tardar los hábiles trucos de Sísifo’.  Hay además otra razón por la cual el nombre de Sísifo está vinculado proverbialmente a la astucia.  La encontramos en un verso de Homero: ‘Sísifo, aquel a quien nadie en la tierra iguala en astucia’. El tema aparece de nuevo en el sexto libro de La Ilíada: ‘Aquí vivió Sísifo, un pícaro astuto como ninguno hubo’. De él descendía Ulises, al que Homero representó como astuto e inteligente

(NB: Versión latina de los Adagios aquí utilizada: Les Adages d’Érasme, Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), 2010, pag. 1832, la traducción es mía)

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Sísifo en el siglo XX

Doy un salto de algunos siglos, porque estos adagios me llevan inevitablemente a otros textos dedicados al mito de Sísifo por un joven autodidacta y menesteroso, un periodista filósofo de menos de treinta años, un tuberculoso en pugna con su enfermedad que había asumido que moriría joven. Me refiero a Albert Camus.

Está empujando su roca, pero escribe entre 1939 y 1943 tres obras clave de la literatura filosófica del siglo XX; una novela: El extranjero; un ensayo: El mito de Sísifo; un drama: Calígula. Las entrañas de la culpa absurda, la rebelión metafísica contra el absurdo, la rebelión libertaria contra el imperio de la sumisión.

Albert Camus en 1939 durante el ensayo de Calígula. Foto B.Rouget en el períodico Alger Republicain

Albert Camus en 1939 durante el ensayo de Calígula. Foto B.Rouget en el períodico Alger Republicain

Una década más tarde, su rebelión habrá alcanzado una lucidez que no tiene parangón en la obra filosófica de aquellos años. Es en El hombre rebelde donde culmina su lucha contra el nihilismo totalitario y su apuesta por las personas, no en función de un futuro paraíso revolucionario, sino en el aquí y el ahora de la realidad en la que vivimos:

‘Me rebelo, luego somos’, al ‘estamos solos’ de la rebelión metafísica, la rebelión en su pugna con la historia añade que en lugar de matar y morir para producir el ser que no somos, hemos de vivir y hacer vivir para crear lo que somos

Albert Camus, L’homme révolté (1951), Gallimard, 1957 (edición 144ª), p. 309, las traducción es mía)

La culpa absurda

El pecado no reside tanto en saber (bajo ese punto de vista todos somos inocentes), como en querer saber. Es ese el único pecado que el hombre absurdo puede considerar constitutivo de su culpabilidad y a la vez de su inocencia

(Albert Camus, Le mythe de Sisyphe (1942), Gallimard, Folio/Essais, 2012, pag. 72, la traducción es míaa)

‘Mi espacio, dice Goethe, es el tiempo’. He aquí pues la palabra absurda. ¿Qué es en efecto el hombre absurdo? Aquel que, sin negarlo, no hace nada por lo eterno. No es que la nostalgia le sea extraña. Pero a ella prefiere su coraje y su razonamiento.  El primero le enseña a vivir sin apelación y bastarse con lo que tiene, el segundo le instruye sobre sus límites. En la certeza de su libertad a término, de su revuelta sin futuro y de su conciencia perecedera, continúa su aventura durante el tiempo de su vida.  Ahí está su terreno, ahí su acción que sustrae a cualquier juicio que no sea el suyo.  Para él, una vida más grande no puede ser una otra vida (p.95)

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Sísifo y Camus

Hemos comprendido que Sísifo es el héroe absurdo. Lo es tanto por sus pasiones como por su tormento. Su desprecio de los dioses, su odio de la muerte y su pasión por la vida le han valido este suplicio indecible donde todo el ser se esfuerza para nada concluir (pag. 164)

Al final de este largo esfuerzo medido por el espacio sin cielo y el tiempo sin fondo, la meta se ha alcanzado. Sísifo mira la piedra rodar en pocos instantes cuesta abajo, hacia ese inframundo desde el que habrá que remontarla hacia las cumbres. Desciende al llano.

Es durante ese retorno, esa pausa, cuando Sísifo me interesa. Un rostro que pena, ¡tan pegado a las piedras y ya piedra en sí mismo! Veo a ese hombre que desciende de nuevo marchando pesadamente pero con paso igual hacia el tormento del que no conocerá el fin…

… En cada uno de esos instantes, cuando abandona las cimas y se adentra poco a poco en las madrigueras de los dioses, es superior a su destino. Es más fuerte que su roca.

Si este mito es trágico, es porque su héroe es consciente. ¿Dónde estaría en efecto su pena, si a cada paso la esperanza de lograrlo le sostuviese? (p.165)

Toda la alegría silenciosa de Sísifo está ahí. Su destino le pertenece. Su roca es suya. Del mismo modo, el hombre absurdo, cuando contempla su tormento, hace enmudecer a todos los ídolos. En el universo devuelto de repente a su silencio miles de pequeñas voces, deslumbradas, se elevan de la tierra…

No hay sol sin sombra y hay que conocer la noche. El hombre absurdo dice sí y su esfuerzo ya no cesará.  Si hay un destino personal, no hay en cualquier caso un destino superior o, al menos, no hay más que uno, que juzga fatal y despreciable. Por lo demás, él se sabe dueño de sus días. En ese instante sutil en el que el hombre reexamina su vida, Sísifo, de vuelta a su roca, contempla esta serie de acciones desligadas que forman su destino, creado por él, unido bajo la mirada de su memoria y pronto sellado por la muerte.  De este modo, persuadido del origen totalmente humano de todo lo que es humano, ciego que desea ver y que sabe que la noche no tiene fin, está siempre en marcha. La roca rueda aún.

¡Dejo a Sísifo al pie de su montaña! Siempre se encuentra la propia carga, pero lo que Sísifo enseña es una fidelidad superior que niega los dioses y levantas las rocas. Piensa también que todo está bien. Este universo, ya sin dueño, no le parece ni estéril ni fútil. Cada uno de los granos de esta piedra, cada esquirla mineral de esta montaña repleta de noche, forma por sí solo un mundo. La lucha hacia las cumbres basta en sí misma a llenar un corazón de hombre. Hay que imaginar a Sísifo feliz (pp. 167-168)

Epílogo

Albert Camus a principios de los años 50. Foto Bernard

Albert Camus a principios de los años 50. Foto Bernard

Pongo en plural las palabras de Camus y son el resumen de la historia de los seres humanos en su lucha contra el peso de la oscuridad y la irracionalidad, contra el desajuste entre el deseo de claridad que nos azuza (“cuya llamada resuena en lo más profundo del hombre”) y la realidad del mundo:

… sísifos somos todos los héroes absurdos. Lo somos tanto por nuestras pasiones como por nuestro tormento. Nuestro desprecio de los dioses, nuestro odio de la muerte y nuestra pasión por la vida nos han valido este suplicio indecible donde todo nuestro ser se esfuerza para nada concluir

No renunciemos, que el nihilismo y la mistificación de la revuelta no nos cieguen.

Cuando en el vértigo y el furor, la rebelión se convierte en todo o nada, en la negación de todo ser y toda naturaleza humana, en ese momento reniega de sí misma. La negación total sólo sirve para justificar el proyecto de una totalidad por conquistar. Pero la afirmación de un límite, de una dignidad y de una belleza pertenece a todos los hombres, conduce a la necesidad de extender ese valor a todos  y a todo, y de marchar hacia la unidad sin renegar de los orígenes

Albert Camus, L’homme révolté (1951), Gallimard, 1957 (edición 144ª), p. 308, la traducción es mía)


Elogio de la nimiedad (III): de flores y de estética

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Elogio de la proporción. En la costa del Big Sur. California. Foto R.Puig

Elogio de la proporción. En la costa del Big Sur. California. Foto R.Puig

Hace ya casi un año comentaba yo en estas páginas que el término latino nimius (que significa excesivo) acabó significando lo contrario, es decir insignificante, sin importancia.

Así pues, como esta primavera me marea con sus amagos y ya no sé si hablar de la lluvia, el frío, el sol o los peces de colores, he decidido de nuevo ampararme en la relevancia de las cosas nimias para cumplir con mi precepto dominical.

Además, el pasado fin de semana, el mal tiempo nos impidió el picnic que teníamos planeado, con lo cual nos consolamos paseando entre plantas y árboles de otros climas bajo las bóvedas acristaladas de la Palmhuset  en el parque de la Trädgårdsföreningen (Sociedad del Jardín), uno de los más hermosos de Gotemburgo.

El fósil en el mármol. Palmhuset.  Gotemburgo. Foto R.Puig

El fósil en el mármol. Palmhuset. Gotemburgo. Foto R.Puig

Alguien, con toda razón, podría a estas alturas haberse dado cuenta de que, en realidad, estoy atacado de pereza.  Para confirmarlo, no se me ha ocurrido otra cosa que remedar a Gustavo Adolfo Becquer, pues, al salir de esos magníficos invernaderos vi, erguida en su modesto tiesto a la salida de la Palmhuset, una flor, una sola y nimia flor.

Camelia. Palmhuset. Gotemburgo. Foto R.Puig

Camelia. Palmhuset. Gotemburgo. Foto R.Puig

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Virtualmente impune, al abrigo de los huevos que los lectores del blog no pueden lanzarme, he perpetrado  la siguiente estrofa:

De la pérgola en un ángulo modesto,

Del jardinero tal vez olvidada,

Solitaria y celando su fuego,

La camelia soñaba.

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Para hacerme perdonar

Como quiero compensar el dislate de mis versos mediocres, nada mejor que algo de filosofía…

Hay una definición de la belleza en el ensayo clásico de Edmund Burke (1729-1797) acerca de lo bello y lo sublime que parecen escritas ex profeso para mi recatada camelia solitaria.

Así que he pensado que nadie mejor que el pensador irlandés para acudir en mi auxilio.

Burke afirmaba –en contraposición a la búsqueda de las proporciones ideales de la estética griega y renacentista- que la belleza no es un asunto del entendimiento, sino del sentimiento, del cual solamente, según él, surgen nuestros juicios del gusto. No se trata pues de definir la belleza en función de la proporción o de la adecuación (o conveniencia) de lo que estimamos bello, pues eso presupone una operación intelectual, sino en función de la “sensibilidad natural” que nos habita y genera una reacción de amor ante el objeto de nuestro aprecio sensible.

En conjunto, las cualidades de la belleza, como son cualidades meramente sensibles, son las siguientes: primero, ser comparativamente pequeño. Segundo, ser liso. Tercero, presentar una variedad en la dirección de las partes; pero, cuatro, no tener esas partes angulares, sino entrelazadas, por así decir unas contra otras. Quinto, tener un perfil delicado, sin ninguna apariencia destacable de fuerza. Sexto, ser de colores claros y brillantes, pero no muy fuertes y resplandecientes. Séptimo, o de ser su color resplandeciente, que se halle diversificado con otros.  Estas son, creo, las propiedades de las que depende la belleza; propiedades que actúan por naturaleza, y que se hallan menos expuestas a ser alteradas por capricho, o confundidas por una diversidad de gustos, que ninguna otra

(III, XVIIII, pp. 152-153)

La camelia solitaria.   Foto R.Puig

La camelia solitaria de la pérgola de entrada a la Palmhuset de Gotemburgo.  Foto R.Puig

Otra camelia. Palmhuset. Gotemburgo. Foto R.Puig

Otra camelia en la sala de las camelias. Palmhuset. Gotemburgo. Foto R.Puig

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La gracia de las formas

En el Jardín Botánico, también en Gotemburgo, me tropecé de nuevo con Burke, pero esta vez con su idea de gracia, que él explica con dos ejemplos de la escultura griega (la Venus Medici) y romana (las efigies de Antinoo), y en nuestro parque se personifica en cierta manera también en una estatua

Saliendo del invierno. Jardín botánico. Gotemburgo.Foto R.Puig

Saliendo del invierno. Jardín botánico. Gotemburgo.Foto R.Puig

…tener gracia significa que exteriormente no hay rasgos de dificultad; se requiere una inflexión pequeña del cuerpo; y tal compostura de las partes como para no estorbarse unas a otras, ni para parecer divididas por ángulos cortantes y súbitos. Toda la magia de la gracia, y lo que llamamos su yo no sé qué, consiste en esta tranquilidad, redondez y delicadeza de actitud y movimiento…

(III, XXII, p.155)

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De la belleza animal

Un dandy aguarda el desayuno. Foto R.Puig

Un dandy aguarda el desayuno. Nordens Ark. Foto R.Puig

Siguiendo con el ensayo de Burke, rescato algunas fotos de mi visita, en un frío final de invierno de hace algunos años, al parque Nordens Ark donde se protegen especies en peligro de extinción, como el tigre de Amur.

Dejo de nuevo la glosa al filósofo:

Que la proporción tiene escasa participación en la formación de la belleza, es totalmente evidente entre animales…

…entre sus cabezas y sus cuellos, entre aquellas y el cuerpo… (las proporciones) difieren en cada especie, aunque hay algunos ejemplares que destacan dentro de muchas especies, y poseen una belleza sorprendente. Ahora bien, si admitimos que formas y disposiciones diferentes e incluso opuestas son compatibles con la belleza, creo que estamos obligados a aceptar que determinadas medidas no la producen necesariamente, pese a operar según un principio natural; al menos hasta donde concierne a la especie animal

(III, III, pp. 126 y 127)

Fuente: Edmund Burke, De lo sublime y de lo bello. Alianza Editorial 2005, Estudio previo y traducción de Menene Gras Balaguer

La obra fue publicado en 1757, con el título original de A Philosophical Enquiry into the Origin of our Ideas of the Sublime and Beautiful, aunque su autor la había escrito, diez años antes, a los dieciocho años, poco antes de graduarse en el Trinity College de Dublin donde todavía estudiante había creado en 1747 la sociedad de debates Edmund Burke’s Club, considerada la más antigua sociedad estudiantil del mundo. En 1770 devino la College Historical Societydonde aún se conservan las actas de las reuniones del club fundado por el joven Edmund Burke

Copo de nieve.  Foto R.Puig

Copo de nieve. Nordens Ark. Foto R.Puig

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Epílogo

Podríamos seguir comentando las ideas de nuestro teórico de la belleza y de lo sublime. Pero será mejor que dejemos la idea de lo sublime para otro día.

Aunque no sin antes, aprovechando que llega el tiempo de hacerse a la mar, dejar el tema, colgado para otra ocasión,

con una pregunta

Es o no sublime Foto R.Puig

¿Es o no sublime? Foto R.Puig


Hace setenta años: “los autobuses blancos” de la Cruz Roja sueca a finales de la II Guerra Mundial

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Zapatos de niños. Memorial de las víctimas de los campos de exterminio nazis. Gotemburgo. Foto R.Puig

Zapatos de niños. Memorial de las víctimas de los campos de exterminio nazis. Gotemburgo. Foto R.Puig

La arriesgada aventura de los Vita bussarna, con 250 voluntarios daneses y suecos de la Cruz Roja, lograron salvar de una muerte cercana en los campos de concentración nazis a miles de prisioneros exhaustos y enfermos,  durante los últimos meses de la II Guerra Mundial.

Fue la mediación y la capacidad de coordinación de Folke Bernadotte (Estocolmo 1895 – Jerusalén 1948), diplomático y militar, vicepresidente de la Cruz Roja sueca, quien consiguió que la expedición llegase a los campos donde estaban prisioneros miles de escandinavos, que era a quienes inicialmente se orientaba la acción de rescate, apoyada por los gobiernos de Suecia y Dinamarca

Busto de Folke Bernadotte en Estocolmo. Foto R.Puig

Busto de Folke Bernadotte en Estocolmo. Foto R.Puig

Vita bussar 1945. Fuente omnibus.se

Vita bussarna 1945. Fuente omnibus.se

La operación duró dos meses. Aún se combatía y, sobre todo se bombardeaba, en Alemania, cuando el convoy se puso en marcha. Alcanzó una dimensión humanitaria doble de lo planeado. Entre los 36 autobuses blancos de los suecos y muchos vehículos similares de los daneses se logró sacar de los campos, para evitar su exterminio final, a 15.500 prisioneros que, en su última etapa salieron por barco desde Hamburgo a Malmö.  La mitad eran escandinavos y, de ellos, 1500 eran suecos. Pero se rescató al mismo tiempo a 7000 internados de origen polaco.

Cuantro mil del total además eran judíos, destacando las cerca de 300 mujeres que fueron  liberadas del campo de Ravensbruck.

Un 10 % de todos ellos se establecieron en Gotemburgo y su región. Anteayer, viernes 8, y ayer sábado 9 de mayo se ha hecho memoria de aquel viaje y de aquella llegada a Gotemburgo.

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“Un día para una humanidad solidaria sin fronteras” (En dag för gränslös medmänsklighet)

En la tarde del viernes, las ceremonias del recuerdo empezaron con una visita al cementerio judío, situado dentro del gran Cementerio del Este en Gotemburgo, que no hay que confundir con el cementerio judío antiguo del que hemos hablado también en este blog.

Ha sido particularmente emocionante el recuerdo de treinta y nueve de aquellos hombres y mujeres que no consiguieron recuperarse de su grave estado de salud y fallecieron en hospitales de la región durante los meses sucesivos a su llegada o, en algunos casos, se quitaron la vida, tras perder la esperanza de una mejor vida o bajo el sentimiento de culpabilidad de no haber muerto como el resto de los suyos

Tumbas de mujeres judías rescatadas que fallecieron durante 1945 poco después de llegar a Suecia. Cementerio judío. Gotemburgo

Tumbas de mujeres judías rescatadas que fallecieron durante 1945 poco después de llegar a Suecia.                 Cementerio judío. Gotemburgo

He aquí sus nombres:

Fallecidos en la región después de haber llegado que yacen en el cementerio judío.

Fallecidos en la región después de haber llegado que yacen en el cementerio judío.

Del cementerio nos trasladamos al memorial de las víctimas del Holocausto, enfermos mentales, homosexuales, gitanos, judíos y niños usados como cobayas para las experimentaciones de médicos sádicos e inhumanos.

En el memorial de las víctimas de los campos de exterminio nazis. Gotemburgo. Foto R.Puig

En el memorial de las víctimas de los campos de exterminio nazis. Gotemburgo. Foto R.Puig

Concluimos la tarde en la Sinagoga de Gotemburgo, en cuyo patio se alza un memorial con cerca de dos mil nombres que corresponden a judíos sobrevivientes que llegaron a Gotemburgo, rescatados por los 250 voluntarios de la Cruz Roja  de Suecia y Dinamarca.

Memorial de familiares asesinados de los judíos que llegaron a Gotemburgo en 1945. Foto R.Puig

Detalle del memorial de familiares asesinados de los judíos que llegaron a Gotemburgo en 1945. Foto R.Puig

Están sus nombres y los de aquellos familiares suyos que no sobrevivieron a los campos. Me comentaron que en Estocolmo los nombres en los  murales son muchísimos más.

Bajo el nombre de la persona sobreviviente están los de padres y madres, hermanos, hijos e hijas, primos, tíos, abuelos. También figura el parentesco, la fecha de nacimiento y el lugar y la fecha de la muerte, siempre que se hayan podido determinar.

Las ceremonias del cementerio y la sinagoga, en las que intervino el rabino de Gotemburgo y algunos de los descendientes de quienes llegaron en los autobuses blancos, concluyó con una actuación del Coro de la Iglesia de Oscar Fredrik que interpretó canciones suecas y judías.

Detalle del memorial de familiares asesinados de los judíos que llegaron a Gotemburgo en 1945. Foto R.Puig

Detalle del memorial de familiares asesinados de los judíos que llegaron a Gotemburgo en 1945. Foto R.Puig

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En la catedral

También asistí ayer sábado en la Domkyrkan a algunas de las sesiones del programa de conmemoración de tres acontecimientos: los 70 años del final de la guerra, la liberación de los campos y la acción de los autobuses blancos

Ayer ante la catedral de Gotemburgo. Foto R.Puig

Ayer ante la catedral de Gotemburgo. Foto R.Puig

Intervinieron algunos de los hijos de aquellos que fueron rescatados de los campos por la expedición y un hijo de Folke Bernadotte.  De su vida se habló en un panel. También intervino uno de los conductores de aquellos autobuses, que hoy tiene 92 años.

No entraré aquí en todos los detalles del programa, pues discurrió desde las diez de la mañana hasta las seis de la tarde.

Su conclusión fue musical, a cargo del Coro de Cámara de Gotemburgo, con magníficas interpretaciones de letras de poetas y músicas de compositores, todos escandinavos, entre ellos las del premio nobel Tomas Tranströmer, que incluido el recital de tres de sus poemas a los que puso melodía el compositor Gunnar Eriksson.

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Epílogo

El arriesgado rescate a cargo de los vita bussarna se desarrolló semanas antes de que Alemania capitulara. Es sabido que primero se rindió al ejército británico el 5 de mayo de 1945 (“capitulación del Noroeste”)  y luego completó la capitulación en Reims el 8 de mayo, ratificando así su rendición ante los americanos.

Setenta años después, en Gotemburgo se recuerda la historia de aquella barbarie y, para que no se repita, se saluda con respeto la memoria de aquellos que arriesgaron su vida sacando del infierno a miles de víctimas de los campos de concentración y de exterminio.

Cuando lo que se recuerda es el final de aquellas matanzas del nacionalismo, del belicismo y del odio racista, constatamos sin embargo con tristeza que una nación que sufrió más de veinte millones de muertes en aquella contienda, lo celebra en la Plaza Roja de Moscú con la ostentosa exhibición de fuerza y de testosterona acorazada de un ejército empeñado en alimentar nuevos conflictos y generar nuevos sufrimientos en tierra europea.

Somos seguramente millares, creo que millones, los que deseamos que estas formas bárbaras de entender el mundo y la historia se extingan y cedan el paso a otras dignas de la persona humana. A quienes nacimos en 1945 y, en mi caso, pocas semanas después de los acontecimientos aquí rememorados, a los pensamientos y emociones que recordarlos nos genera se añade una sentimiento particular, quizá por el hecho de haber proferido nuestro primer berrido cuando las armas habían callado y la población, sobreviviente y atormentada, podía iniciar su duelo y comenzar a reconstruir Europa sobre sus ruinas.

Sólo quería decir que he sentido una honda emoción durante los dos últimos dos días, asistiendo a los actos en los que quienes pueden recordar los hechos aquí resumidos han compartido sus memorias con los que no los vivimos. Cuando los sobrevivientes casi han desaparecido, son sus descendientes quienes se esfuerzan por evitar que aquello se olvide, para prevenir que las nuevas generaciones reincidan en el odio identitario. Esta crónica es un grano de arena que añado a esta labor.

Las varias identidades de cada uno de nosotros son parte natural de nuestras vidas, pero a menudo se usan para justificar la voluntad de excluir a aquellos cuya identidad, étnica, política, religiosa, de orientación sexual u otra, convertimos en un estigma y en una señal para su marginación, expulsión o, como en el caso de los genocidios recientes o antiguos, en  una fanática motivación para extirpar de ellos su condición de personas y decretar su sistemática aniquilación y su extinción en masa.

En mis momentos de pesimismo pienso que, análogamente a eso que enuncia la termodinámica, la energía no puede crearse ni destruirse y sólo se puede cambiar de una forma a otra, en nuestra antroposfera, en esa delgada capa que sobre el planeta formamos los seres humanos, el odio identitario no se reduce nunca. Es como si fuese un maldito repositorio de pasión asesina que cuando disminuye en una región, resurge y cambia de rostro y de motivaciones en otra, como aquella hidra mitológica a la que, aunque se le amputase una cabeza,  siempre le nacía otra.

De modo que el mundo sigue sembrándose con tumbas de hombres, mujeres y niños privados de su dignidad

Sepultura de Manja Bilevitz 1916 a 1944. Cementerio del Este. Gotemburgo. Foto R.Puig

Sepultura de Manja Bilevitz 1916 a 1944. Cementerio del Este. Gotemburgo. Foto R.Puig


Breverías erasmianas (XIX): “Ne puero gladium”

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Andrea Podesta. Lucha de putti. Detalle. Galería Doria Pamhili. Roma

Andrea Podesta. Lucha de putti. Detalle. Galería Doria Pamhili. Roma

Han pasado ya más de dos meses desde mi último comentario de los Adagios de Erasmo en estas páginas. Así que hace pocos días anduve hojeando su Adagiorum Chiliades (“Millares de Adagios”) y pasando el dedo (o el cursor) por su índice en la edición digital (Belles Lettres y el Grupo GRAC de la Universidad de Lyon 2) dirigida por Jean-Christophe SALADIN.

Ne puero gladium. Index Adagia. Belles Lettres

Ne puero gladium. Index Adagia. Belles Lettres

Y el dedo se detuvo en un adagio que recuerdo especialmente, pues Erasmo lo usa cuando, en la introducción de su colección, diserta sobre la naturaleza de los adagios, y lo relaciona con otras formas de analogía:

Los proverbios tienen también ciertos parientes cercanos, como son los ‘gnomai’, que nosotros llamamos «sentencias», y los ‘ainoi’, que entre nosotros se llaman «apólogos», así como los ‘apotegmata’, que se puede traducir al latín como «dichos breves e ingeniosos». Por otro lado, están los skommata o «expresiones equívocas». En definitiva, algo que se presenta en forma de alegoría o de cualquier otra figura proverbial, como enmascarado. Aunque si uno sabe ajustarse así a la definición como al modelo y a la regla, no le ha de resultar difícil distinguir entre esos géneros y el de los adagios…

…«No dar una espada a un niño» participa igualmente de la naturaleza del adagio y del aforismo e incluso de la alegoría..

(Erasmo de Rotterdam, Adagios del poder y de la guerra y Teoría del Adagio, Edición y traducción de Ramón Puig de la Bellacasa, Madrid, Alianza Editorial, 2008. IV. “Cómo se diferencia el adagio de otras formas que se le aproximan”, páginas 73-74)

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“Ne puero gladium”

No confíes la espada a un niño

Adagio II, V, 18

“La espada al niño no”, una alegoría proverbial donde el “confíes” se sobreentiende, recomienda que no se entregue el poder ni a los adolescentes, ni a los inexpertos, ni a los necios, porque abusarán del mismo, tanto para su propia ruina como para la de los demás.

Ne puero gladium, subaudiendum, commiseris, allegoria proverbialis, admonens, non esse mandandam potestatem vel adolescentibus, vel imperitis ac stultis, qua tum in suam, tum aliorum perniciem sint abusuri.

No confiar a un joven la administración del dinero: ‘No des la espada a un niño’.  No delegues en un necio el liderazgo del pueblo: ‘No des la espada a un niño’.  No des el reino a un imberbe: ‘No des la espada a un niño’. No encomiendes los cargos públicos a los majaderos: ‘No des la espada a un niño’.  Al que carece de ciencia y de prudencia no le hagas obispo: ‘No des la espada a un niño’

Ne juveni commiseris administrationem pecuniae: ne puero gladium. Ne stulto concionandi apud populum partes delegaris: ne puero gladium. Ne regnum impuberi : ne puero gladium. Ne magistratum mandaris stultis : ne puero gladium. Ne erudito parumque cordato commiseris episcopi munus.

A continuación, Erasmo alude al uso del adagio en los Moralia de Plutarco:

Podría también decir:  ni en el niño riquezas, ni en el adulto incompetencia. Lo que significa que el dinero es pestífero en los adolescentes y en el adulto la incompetencia

Ego vero dixerim: ne puero divitias neve viro imperitiam. Significat pecuniam pestiferam adolescentibus, viro inscitiam

Por lo que el autor de las Vidas paralelas añade que es mejor que

A los niños, para que se entretengan, se les de un sonajero o una pelota, no la lanza o el puñal

Pueris non valentibus conquiescere, non hastam aut ensem, sed crepitaculum aut sphaeram

.

La nota contemporánea

Erasmo acaba su comentario con una anécdota de Enrique VII de Inglaterra (1457-1509), a quien conoció personalmente durante su primera estancia en Inglaterra en 1499.  Aunque hoy se conozca mejor el papel de conspirador y comanditario de asesinatos que caracterizó a aquel rey, famoso por haber derrotado a Ricardo III (el malo malísimo de Shakespeare hoy rehabilitado), nuestro humanista sólo pudo conocer la cara amable del usurpador por la versión de aquellos acontecimientos difundida por Tomás Moro (1478-1535), quien acabó siendo amigo del humanista de Rotterdam

En cualquier caso, a Erasmo le sorprendió agradablemente que al primero de la dinastía de los Tudor le gustase entreverar proverbios en la conversación.

Lo ilustra diciendo que aquel rey,

refiriéndose al sermón que había escuchado a uno de aquellos teólogos apodados ‘mendicantes’, que despotricaba con lengua desenfrenada contra el tenor de vida de los príncipes, no por afán de libertad sino por insania furiosa (hay quienes buscan notoriedad por esta vía), comentó que ‘parecía como un demente a cuyas manos hubiesen confiado una espada’

(NB: Versión latina de los Adagios aquí utilizada: Les Adages d’Érasme, Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), 2010, pp, 1156-1157, la traducción es mía)

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A modo de conclusión

Paul Valéry escribió reflexiones de diversa naturaleza, compilándolas “tal cual” (Tel quel) las producía, sin un plan de conjunto y más o menos agrupados. Hay uno que titula “esconde a tu dios” (Cache ton dieu) que me parece especialmente significativo en tiempo de contiendas electorales:

No hace falta atacar a los otros, sino a sus dioses. Hay que golpear a los dioses del adversario. Pero antes es preciso descubrirlos. Sus verdaderos dioses, los hombres los esconden cuidadosamente

.

¡Ah! ¡Me olvidaba! En cuanto al adagio erasmiano debo subrayar que toda similitud con inquietudes y acontecimientos del momento electoral presente es pura persistencia

Ne puero...

Ne puero… Dibujo R.Puig


Breverías erasmianas  (XX): “Nemo mortalium omnibus horis sapit” (No hay mortal que sea sabio a todas horas)

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El púgil a la espera. Palazzo Massimo.  Roma.  Foto R.Puig

El púgil a la espera. Palazzo Massimo. Roma. Foto R.Puig

Hace tres días he tenido la suerte de haber alcanzado mis setenta años en relativo buen estado de conservación. Así que he decidido filosofar un poco. Pero como no me siento con la autoridad necesaria, me remito a los antiguos, con la mediación de un moderno, es decir de Erasmo de Rotterdam, en cuyos Adagios siempre se puede bucear sin que, al subir a la superficie, el submarinista venga con las manos vacías.

Los lugares comunes parecen menos vulgares si nos llegan desde épocas oraculares. De hecho, la vida, no en teoría si no en la práctica,  nos confirma algunas cosas obvias, que no por serlo dejan de tener su miga.

En realidad, el tiempo nos va poniendo en el sitio que nos corresponde. No obstante, a pesar de que los humos juveniles se desvanecieron hace tiempo, no estamos nunca a salvo de certezas melodramáticas y de humos seniles.  Por mucho que se diga que la experiencia es madre de la ciencia, tras tantos años de trials and errors, pienso que no pecaba Sócrates de falsa modestia cuando proclamaba que  lo único que sabía es que no sabía nada (sciret se nihil scire et hoc unum se scire profitebatur), lo que también comentaba Erasmo en el adagio Nosce te ipsum.

Sócrates. Museo Pío Clementino Ciudad del Vaticano. Foto R.Puig

Sócrates. Museo Pío Clementino Ciudad del Vaticano. Foto R.Puig

Pero pasemos al adagio de hoy…

 

“Nemo mortalium omnibus horis sapit”

No hay mortal que sea sabio a todas horas

Adagio II, IV, 29.

Comienza Erasmo el comentario remitiéndose a Plinio el Viejo:

Plinio dejó escrito en “Sobre la excelencia de los pueblos”:

Si, descartando adular a la fortuna, deseamos juzgar con objetividad, hemos de convenir en que no hay mortal que sea feliz.  El azar habrá tenido que ser generoso e indulgente con aquel que pueda en verdad decir que no es infeliz. Contando además con que, aparte de otros factores, el miedo a ser abandonados por la buena suerte no falta. Y una vez que el temor se ha instalado, la felicidad ya no es sólida. ¿Y qué decir del hecho de que no hay mortal que sea sabio a todas horas? ¡Ojalá que este dicho fuese falso y no un autorizado vaticinio!

(Plinio el Viejo, Naturalis Historia, VII, 130-131)

De esas palabras de Plinio se puede deducir que la expresión “no hay mortal que sea sabio a todas horas” se hizo popular al ser transmitida a la posteridad como un dicho del oráculo. El sentido está claro y no hace falta interpretarlo: no hay nadie que no se comporte como un estúpido y no cometa errores en algún momento de su vida. Por añadidura, la estulticia suele escoltar a la infelicidad o, en todo caso, si acontece una desgracia, se atribuye a menudo a la estupidez.

Al mismo contexto pertenece el adagio que Plinio añade poco después:

Un día juzga al otro, el último los juzgará todos

(Alius de alio judicat dies, supremus de ómnibus)

En Las ranas de Aristófanes aparece otro verso de contenido análogo, que el poeta atribuye a Eurípides:

Nadie hubo que viviese completamente feliz

(Haud vivit ullus omnibus felix modis)

Erasmo cita a continuación algunos versos de EurípidesHoracio, que también nos dicen que la felicidad completa no es patrimonio de ningún mortal, para concluir con uno de Simónides:

Nadie está del todo exento ni de mal ni de reproche

(Nemo vacat prorsum malo neque crimine)

Texto latino de “Les Adages d’Érasme” présentés par les Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), Lyon, 2010, pp.1100-1101. La traducción es mía.

Hasta aquí Erasmo.

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Por mi parte, espero que en los próximos treinta años las neuronas no me jueguen malas pasadas, no sea que al tratar de enmendar viejos errores reincida en los olvidados, o me busque otros nuevos.

En todo caso, hace dos días, me han regalado un peluche -¡con gorra de estudiante y todo!- de esos que les obsequian a los estudiantes que se gradúan de bachilleres y que andan alborotando con sus desfiles las calles de Gotemburgo y de toda Suecia.

Regalo de graduación. Foto R.Puig

Regalo de graduación. Foto R.Puig

¡Todavía hay quienes abrigan la esperanza de que me enmiende!

No hay duda de que el verano es un tiempo de ilusiones y de flores…

Días de lilas. Foto R.Puig

Días de lilas. Foto R.Puig

en especial para los que hemos nacido a sus puertas

Los pasos del estío. Foto R.Puig

Los pasos del estío. Foto R.Puig



Breverías erasmianas (XXII ): Coloquio del abad y la mujer instruida (“Abbatis et eruditae”)

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Colloquia Erasmi Roterodami. Ex Officina Hackiana 1664

Colloquia Erasmi Roterodami. Ex Officina Hackiana. Lugduni Batavorum 1664

Desde el Mauritshuis en tierras de Erasmo y para las muchas mujeres sabias de mi familia

Todo empezó en Paris a finales del siglo XV. Erasmo daba clases de latín para ganarse la vida. Los coloquios estaban pensados como modelos de conversación para hablar la lengua de Cicerón en circunstancia comunes de la vida cotidiana. Cuando alguien los copió y los publicó sin su permiso en 1518 en Basilea, con un prólogo de su amigo Beatus Rhenanus, nuestro humanista reaccionó, por un lado irritado por la gran cantidad de erratas del texto y por no haberle pedido autorización, por otro sintió el gusto del éxito editorial. En 1519 los revisa y los publica en Lovaina, sin osar firmarlos, para tres años más tarde sacar una nueva edición, esta vez con su nombre.

Para entonces, ya no sólo son modelos pedagógicos, pues ha encontrado en ellos la vía para poner en boca de personajes de comedia (al modo que hizo en el Elogio de la locura) las variadas críticas a la sociedad y, sobre todo, a los teólogos, eclesiásticos y religiosos de la época.

Viñeta de Holbein en el Elogio de la locura.  Monjes

Viñeta de Holbein en el Elogio de la locura. Monjes

Al morir, Erasmo dejó publicados más de setenta coloquios en catorce ediciones sucesivamente corregidas y aumentadas.

Como sabemos por tristes experiencias de nuestro tiempo y de muchos siglos de historia, la ironía, la caricatura y la comedia son las formas literarias que más irritan a los dogmáticos y fundamentalistas de toda laya.  A esos, que,con gusto hubieran querido ver arder a Erasmo en la pira, les hubiera bastado con que su obra se hubiera limitado a los solos coloquios para sentirse afrentados y montar en cólera.

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La mujer en este coloquio

Retrato de mujer de la Casa de Este. Pisanello. Museo del Louvre

Retrato de mujer de la Casa de Este. Pisanello. Museo del Louvre

No sería fácil resumir aquí las ideas de y la postura de Erasmo en relación con las mujeres, así como los textos en los que habla de ellas, en ocasiones refiriéndose a las que conoció personalmente. Además hay autores más competentes que han tratado el tema y no seré yo quien pueda enmendarles la plana. Por eso me limitaré a lo que este coloquio, que ya aparece en la edición de 1524, me inspira.

Juan Luis Vives, admirador y émulo de Erasmo en diferentes materias, había publicado en 1522 un tratado sobre La educación de la mujer cristiana, que no podía ser revolucionario, pero que sí defendía ideas innovadoras, como por ejemplo la de que las jóvenes debían tener acceso a la enseñanza de forma parecida a los varones, aprendiendo las letras desde los siete años. Las niñas a la escuela igual que nos niños… lo que, aún hoy, en vastas regiones de nuestro planeta sigue siendo una meta sometida a dura prueba.

Es bien conocida la posición de militancia misógina de los predicadores y de los literatos de la época que media entre 1450 y 1650 en Europa, de las que El Corbacho es una muestra temprana en la península ibérica. En la época de Vives la mujer, considerada inferior en facultades, desataba no pocas prevenciones y temores entre los hombres.

No es pues extraño que, a pesar de estar a favor de la educación de las niñas, Juan Luis Vives, acorde con la moral de la Iglesia y la tradición judeocristiana, afirme que la mayor cualidad de la mujer deba ser la castidad, pues en ella “nadie busca la elocuencia, ni el talento, ni la prudencia, ni el arte de vivir, ni la administración de la República, ni la justicia, ni la benignidad, sino la castidad…” que rehabilita todo lo que le pueda faltar en belleza, saber, inteligencia. A la mujer, el cuerpo la somete a mayores servidumbres, viéndose su juicio “afectado casi siempre” por los trastornos de la menstruación. Por todo ello, ella es como el cuerpo (al que toca servir) y el hombre es como el alma (a quien toca mandar) (De institutione feminae Christianae, I,VI). Así que no es extraño que Erasmo instase por carta a Vives, poco después de que el exilado valenciano se casase en Brujas en 1524, a ser menos duro con ellas.

El presente coloquio es un ejemplo de cómo Erasmo, con su ironía, pone en cuestión el lugar sumiso y secundario que la Iglesia, con el recurso del modelo de la Virgen María y el pretendido ejemplo de Cristo, le ha asignado a las mujeres en su sistema.

Contrapone a un abad con una mujer. Ella, cosa inaudita en su tiempo, tiene una biblioteca en latín y lee obras de filosofía y teología que se suponía sólo podían entender los varones eruditos.

Viñeta de Holbein en el Elogio de la locura.  Monje orondo

Viñeta de Holbein en el Elogio de la locura. Monje orondo y ostentoso

Frente a ella, el Abad, suprema autoridad de un monasterio, es decir del supuesto reducto de la ciencia de aquel tiempo, que gobierna sobre sesenta y dos monjes y se jacta de no tener un solo libro en su celda.

El monacato era una de las dianas de los dardos de Erasmo. La teatralización de la inferioridad intelectual y moral de un padre abad, ante una mujer cultivada y asidua lectora, es una forma de elogiar a las mujeres instruidas y, de pasada, ajustar cuentas con la incultura y la venalidad de los monjes, que el joven estudioso había experimentado durante seis años, antes de obtener la dispensa y exclaustrarse en 1493.

Pero vayamos a nuestra selección de extractos de la conversación entre Antronio y Magdalia. El nombre del primero alude a la ciudad de Antrón, en Tesalia, famosa por sus asnos de gran tamaño.

Así comienza:

Antronio. ¡Qué son estos muebles que aquí veo!

Magdalia. ¿Acaso no son elegantes?

Antronio. De eso no puedo opinar, pero en cualquier caso no convienen nada ni una joven ni a una madre de familia.

Magdalia. ¿Por qué motivo?

Antronio. Porque están atiborrados de libros

Se abre una discusión sobre lo que conviene a las mujeres nobles según el monje y…

Antronio. Te equivocas asociando la sabiduría y el agrado: la sabiduría no es femenina (“non est muliebre sapere”), mientras que lo propio de una mujer noble es vivir placenteramente.

Magdalia. ¿Acaso no ha de vivir todo el mundo de acuerdo con el bien?

Antronio. Sin duda.

Magdalia. Pero ¿cómo es posible vivir agradablemente sin vivir según el bien?

Antronio. Más bien lo contrario: ¿cómo se puede vivir a gusto viviendo según el bien?

Magdalia. ¿Así que alabas a quienes viven mal, con tal de que vivan con placer?

Antronio. Yo creo que vivir bien es vivir a gusto. (“Arbitror illos bene vivere, qui vivunt suaviter”)

Entramos en materia y, un poco más adelante, la mujer le interpela…

Magdalia. ¡Oh, abad sutil! ¡Como filósofo eres tosco! (“O subtilem abbatem, sed crassum Philosophum!”). Dime en qué estriba el placer para ti.

Antronio. En el dormir, en los festines, en hacer libremente lo que quiero, en el dinero y los honores.

Y como Magdalia le señale que en su lista falta la sabiduría, el abad replica con una pregunta…

Antronio. ¿A qué llamas sabiduría?

Magdalia. Es comprender que no hay felicidad humana fuera de los bienes del espíritu y que la fortuna, las dignidades y el nacimiento no sirven para hacernos ni más felices ni mejores.

…..

Antronio. No quisiera que mis monjes se dedicasen demasiado a la lectura (“Ego nolim meos monachos frequentes esse in libris”) … Constato que se vuelven menos dóciles: me discuten los decretos, las decretales, san Pedro y san Pablo… No me gusta que un monje responda (“non amo monachum responsatorem”), y me molestaría que uno de mis subordinados sea más sabio que yo.

A continuación sigue Antronio opinando sobre las actividades que son propias de la mujer y sobre aquellas que son nocivas para su virtud, como la lectura del latín, la lengua docta de la época. “Al límite soportaría que leas pero no en latín”, le espeta a Magdalia, “pues esa lengua no conviene a las mujeres”. ¿La razón? “Porque no ayuda a proteger su pudor”.

Magdalia. ¿Opinas que es indecente que yo aprenda latín para así conversar cada día con tantos y tan elocuentes autores, tan doctos, tan sabios y de tan buen consejo?

Antronio. Los libros arrebatan gran parte del cerebro a las mujeres, cuando además les queda poco

Y, más adelante:

Antronio. La frecuentación de los libros es causa de locura (“Librorum familiaritas parit insaniam”)

Magdalia. ¿No te parece que las charlas de borrachos, de payasos y de bufones producen el mismo efecto?

Antronio se permite decirle a Magdalia que a él no le gustaría estar casado con una mujer instruida. A lo que Magdalia replica que por suerte su marido no se parece a él, pues en su vida de pareja la cultura que comparten refuerza el afecto mutuo (“Nam et illum mihi, et me illi cariorem reddit eruditio”).

Busto de mujer. Florencia s.XV. Madera estucada y policromada. Museo del Louvre

Busto de mujer. Florencia s.XV. Madera estucada y policromada. Museo del Louvre

Cuando Magdalia le pregunta al abad si, en caso de morir mañana, preferiría morir más estulto que sabio, Antronio responde que preferiría morirse sabio, pero a condición de que la sabiduría se pueda conseguir sin esfuerzo.

Luego:

Antronio. He escuchado a menudo un dicho que afirma que mujer instruida es tonta por partida doble.

Magdalia. Ciertamente se oye, pero en boca de imbéciles, pues una mujer de verdad culta no se lo cree, mientras que una ignorante piensa que lo sabe todo, y demuestra así ser doblemente estúpida.

….

Magdalia. En épocas pasadas, era rara avis un abad ignorante, y ahora no hay cosa más corriente… Por el contrario, hoy todavía se pueden encontrar, y más de lo que tú crees, mujeres de nobleza eximia, en especial en España y en Italia, capaces de medirse con no importa qué erudito… Como os descuidéis, acabaremos por dirigir en lugar vuestro las escuelas de teología, pronunciaremos los sermones en vuestras iglesias y nos pondremos vuestras mitras.

Antronio. ¡Dios nos libre de tal peligro!

Magdalia. Bien ves que el teatro del mundo está cambiando; ¡que cada cual asuma su papel o que se retire de la escena!

Antronio. (¿Pero ¡cómo he podido tropezar con esta mujer?).

Si alguna vez vienes a verme, te recibiré con más amabilidad

Magdalia. ¿Cómo será eso?

Antronio. Bailaremos, beberemos en abundancia, cazaremos, jugaremos, reiremos.

Viñeta de Holbein en el Elogio de la locura. El monje el dinero y la mujer

Viñeta de Holbein en el Elogio de la locura. El monje el dinero y la mujer

Magdalia. Por el momento, ya me has hecho reír bastante

Cae el telón

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— NOTAS —

Texto latino: he utilizado la edición publicada en Leiden en 1664 (“ex oficina hackiana”) reproduciendo la edición completa de Froben en Basilea en 1533 (conseguida en una librería de viejo de Estocolmo hace ya muchos años).

No hay traducción completa de los Coloquios de Erasmo en español, a pesar que ya en 1527 empezaron a aparecer versiones sueltas al castellano, antes que en ninguna otra lengua vulgar, y en 1528 aparece la primera recopilación en castellano en Valladolid, de nuevo antes de que se hiciese en otras lenguas. ¡Y eso que en España ya empezaba a ser peligroso ser tildado de erasmista!

Pedro R.Santidrián editó para la colección Austral en el año 2001 dieciocho coloquios, 12 son una versión del siglo XVI publicada por Menéndez y Pelayo y revisada por Sntidrián, que además ha añadido seis traducidos por él mismo. El lector encuentra en esa edición una introducción y una bibliografía.

Beatrice d'Este. Atribuida a Gian Cristoforo Romano. hacia 1490. Museo del Louvre

Beatrice d’Este. Atribuida a Gian Cristoforo Romano. hacia 1490. Museo del Louvre


Breverías erasmianas (XXIII): “Homo homini deus” (El hombre es dios para el hombre ) / ”Homo homini lupus” (El hombre es lobo para el hombre)

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Otoño en Vasaparken. Foto R.Puig

Otoño en Vasaparken. Foto R.Puig 

Mi intención era hablar hoy del otoño en Gotemburgo, de estas semanas de sol benigno que han dominado el mes de octubre. Incluso de tentar algunos versos surgidos de paseos apacibles.

Pero, puede que haya sido porque ayer se cumplieron 70 años de la ratificación de la Carta de las Naciones Unidas, naciendo así la ONU, el caso es que el teclado me tentó con dos adagios de Erasmo, que quizás pueden decirnos algo en estos días en que un enorme drama humanitario se desarrolla cerca de nosotros.

Son dos proverbios que recuerdan que los seres humanos podemos presentar dos caras a quienes solicitan asilo: o como dioses menores providentes acogemos a los que buscan auxilio, o mostramos los dientes como lobos a quienes piden refugio ahuyentándolos de nuestro territorio.

Hojas caidas. Foto R.Puig

Hojas caidas. Foto R.Puig

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“Homo homini deus”

El hombre es dios para el hombre

Adagio I, i, 69

 

En tiempos de los antiguos griegos y, más tarde, en obras teatrales del Renacimiento, cuando una situación se había complicado en exceso y no se encontraba un desenlace plausible, el autor recurría al ”Deus ex machina”, es decir a un personaje divino que mediante algún artilugio descendía al escenario y resolvía el enredo o el drama de la forma en que sólo un dios era capaz de hacerlo. En el teatro clásico francés se recurrirá más tarde a la aparición del Rey, el depositario del poder otorgado por Dios y de la justicia suprema.

Que un hombre es dios para el hombre, se suele decir cuando alguien de repente nos trae la salvación de forma inesperada, o de quien de algún modo nos hace un gran favor.

Para los antiguos sólo era dios quien fuese útil a los mortales. De forma que en la Antigüedad se tuvo por dioses a los creadores del cultivo del grano, del vino, de las leyes, y a quienquiera que hubieses contribuido a mejorar la vida

Antiquitas, enim nihil aliud existimabat esse deum quam prodesse mortalibus. Unde frugum, vini, legum auctores, et quicunque  ad  vitae commoditatem aliquid attulisset, eos pro diis habebat antiquitas.

Erasmo, cristiano y conocedor de Cicerón, explica que a partir de ese a quien se consideraba afín a la moral cristiana, el bien de los mortales se atribuía en última instancia a Dios, “cuya especial cualidad es preservar y hacer el bien”. En consecuencia, quienes salvan a otros de un peligro están hacienda “el trabajo de Dios”. De modo y manera que el adagio se interpreta en el sentido de que quien ayuda a otros lo hace en representación de Dios.

quoniam  dei  quasi  vice  fungitur

Para confirmarlo cita a Juvenal y a Virgilio, pero cuando llega a Plinio (Historia Natural, 1,8), como ese autor no reconoce que haya una divinidad suprema que vela por los mortales, Erasmo le reprocha esa inmanencia de atribuirlo todo al mundo y a una cierta Naturaleza, de modo que es dios cualquier mortal que ayude a otro mortal.

Deus   est,   inquit,   mortali   juvare   mortalem

De la misma manera, excluyendo una Providencia superior, Ovidio, declama en sus Pónticas (2.9.39-40) que

El placer propio del hombre es salvar al hombre

Y no hay mejor manera de obtener favor

.

Conveniens  homini  est  hominem  servare  voluptas

Et  melius  nulla  quaeritur  arte  favor

Erasmo continúa con San Pablo (I Corintios 13), para quien la caridad es la virtud suprema y consiste en hacer el mayor bien al mayor número.

Más adelante, aunque siga sosteniendo que es una adulación de mal gusto y moralmente inaceptable dar el nombre de Dios a un ser humano, indica que, a pesar de todo, este adagio podría usarse tal cual, lo que explica poniendo el siguiente ejemplo, en el que una persona da las gracias del siguiente modo

En una época en que padecía unas desgracias tan grandes que no había hombre mortal que ni quisiera ni pudiera ayudarme, fuiste el único que acudió en mi auxilio –que era más de lo que yo podía esperar- y no sólo me salvaste con tu bondad (pues de otro modo habría perecido), sino que me me hiciste más apto para la vida de lo que era antes. De modo que (que quede entre nosotros), si alguna vez hay que pueda usarse el viejo proverbio griego, es ahora: ‘el hombre es dios para el hombre’

Erasmo sigue con otros ejemplos, con lo que al final parece haber olvidado sus reparos teológicos y no tiene inconveniente en usar el proverbio para designar a quienes se vuelcan en ayudar a otros. De hecho, como diremos más adelante, explica su pensamiento al respecto en su comentario al Dulce bellum inexpertis:

Dios ha puesto al hombre en este mundo como réplica de sí mismo, para que a la manera de una divinidad terrestre vele por la salvación de todos.

Otra interpretación del adagio que a Erasmo pienso le habría parecido inoportuna (aunque en su época tampoco faltasen los que se tomaban por el brazo de Dios y ejercían de inquisidores y verdugos) es la que hoy podríamos imaginar ante quienes matan, destruyen y empujan al exilio a millones de seres humanos invocando la voluntad de Dios. Es una forma trágica de ejercer de dioses que los griegos al origen de este adagio no pudieron imaginar y que a Erasmo no se le pasó por la cabeza. Su formulación más adecuada sería:  “El hombre es dios contra el hombre”, lo que en cierto modo nos llevaría al adagio que luego comentaremos.

Pero antes volvamos al sentido original con algo que está ocurriendo.

En estos días, en Suecia se estima que al concluir el año habrán llegado 190.000 solicitantes de asilo y, situación inédita hasta hoy, ante la llegada del invierno, el gobierno está montando campamentos de tiendas especiales (con calefacción), pues los alojamientos normales no van a alcanzar a cubrir las necesidades, tanto sea para ofrecer un cobijo inmediato y ganar tiempo para adaptar o fabricar viviendas, de las que, una vez concedida la residencia, los asilados puedan dirigirse a destinos estables. Ello sin hablar de los 30.000 menores no acompañados que han llegado y a los que, sí o sí, hay que darles residencia con asistencia especial. El presupuesto de la Oficina de Migraciones va a superar pronto el de la Defensa.

El ministro sueco del interior en una de las tiendas. Fuente Göteborgs Posten

El ministro sueco del interior en una de las tiendas. Fuente Göteborgs Posten

Y el viernes por la tarde, seis partidos del Parlamento Sueco, con la excepción de la extrema izquierda y la extrema derecha, han llegado a un consenso sobre los principales aspectos de la gestión de la llegada e integración de los refugiados en los distintos niveles del Estado, incluidas las partidas presupuestarias de urgencia.

Este blog no tiene vocación de análisis político, pero pienso que no me salgo de su perfil propio, diciendo que en las actuales circunstancias, aunque sea sólo un comienzo, esta unión de partidos que en otros temas están a la greña, es un ejemplo que, en estos momentos complicados, debería ser imitado entre los Estados europeos.

Consenso de seis partidos suecos para la gestion del asilo. Foto Vilhelm Stokstad. Svenska Dagbladet

Anuncio del consenso de seis partidos suecos para la gestion de la crisis de los refugiados. Foto Vilhelm Stokstad. Svenska Dagbladet

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“Homo homini lupus”

El hombre es lobo para el hombre

Adagio I, i, 70

Este proverbio, abundantemente citado en la literatura universal, sigue a continuación, compensando el optimismo del anterior. La glosa de Erasmo es estrictamente filológica:

Casi contrario al anterior, como si fuese una variante suya, es esta frase de Plauto en su Asinaria: el hombre es lobo para el hombre. Con ella se nos advierte de que que no demos nuestra confianza a una persona desconocida, sino que nos protejamos de ella como de un lobo:

Lobo es (dice) el hombre para el hombre, que no hombre, para quien no conozca su forma de ser

Lupus est (inquit) homo homini, non  homo, qui  qualis sit non novit.

(Plauto, Asinaria 495)

De todo lo que los seres humanos pueden concebir para hacer el mal a otros seres humanos Erasmo ha tratado en múltiples ocasiones, en especial durante todos aquellos años, entre 1506 y 1526, en los que fue editando y ampliando sus Adagios. Los conflictos armados del primer tercio del siglo XVI y sus efectos devastadores sobre la población civil superaron con creces a las guerras medievales y su glosa al adagio Dulce bellum inexpertis (“La guerra atrae a quienes no la han vivido”) se va ampliando hasta convertirse en la más extensa de la obra.

Sí, el hombre puede comportarse como una bestia para otros hombres…

¿Quie­res saber cuán feroz es la guerra, cuán horrible, cuán in­digna es del hombre? ¿No has visto nunca a un león peleando con un oso? ¡Qué fauces, qué rugidos, qué ja­deos, qué ferocidad, qué carnicería! Al espectador, aun­ que esté a salvo, se le ponen los pelos de punta. Pero mu­cho más horrible, mucho más feroz es la visión de un hombre cargado de armas y venablos atacando a otro hombre. ¿Quién creería, dime, que se trata de seres hu­manos si la costumbre del mal no nos hubiera privado de la capacidad de asombro? Ojos que arden, palidez en los rostros, furor en la marcha, la voz es como un chirri­do, el estruendo demencial, el hombre es todo hierro, las armas rechinan, las bombardas disparan sus rayos. Si los hombres se devorasen y bebiesen la sangre para alimen­tarse la cosa sería más amable: pero a lo que algunos han llegado es a realizar por odio lo que la costumbre o la ne­cesidad harían más excusable. Más aún, todo esto se está volviendo más cruel gracias a las flechas envenenadas y a las infernales máquinas de hoy en día. Ya no encontra­mos por ninguna parte rastro de humanidad.

La visión de Erasmo sobre las causas y las consecuencias de las guerras, cuyas víctimas son las gentes del pueblo, siguen siendo de triste actualidad:

qué plaga, qué capricho, qué Furia introdujo por primera vez en la mente humana algo cuyo efecto embrutecedor ha impulsado a este plácido animal, que la naturaleza engendró para la paz y la benevolencia y es el único que ha predestinado a la salvación, a precipitarse con tan salvaje frenesí y con enloquecida confusión hacia la destrucción mutua

Y ello a pesar de que

la naturale­za reservó al hombre el uso de la palabra y de la razón, atributos que contribuyen sobre todo al establecimiento y al fomento de la benevolencia, de modo que nada entre los hombres se resuelva por la fuerza

y de que

la naturaleza ha repartido entre los mortales una admirable variedad de cualidades, tanto espirituales como corporales, para que el individuo encuentre en otros individuos algo que amar y reconocer por su excelencia o que desear y abrazar por su utilidad y atractivo. Por último, depositó en su interior una chispa de espíritu divino para que, aunque no se ofrezca recompensa, a todos agrade hacer el bien por el bien mismo. Porque atender a las necesidades de todos es precisamente lo propio y característico de Dios. Pues si no, ¿qué otra cosa es ese extraordinario placer espiritual que sentimos al saber que alguien se ha salvado por causa nuestra?

Por eso, cuando una de las consecuencias de la guerra es el éxodo de millones de personas huyendo de la muerte y la destrucción, espanta ver que en la que quiere ser la patria de los derechos humanos, en Europa, a uno fundamental, el de asilo, se opone aún el racismo y la insolidaridad de quienes asocian subrepticiamente a las multitudes que huyen de las matanzas con viejas invasiones armadas de siglos pasados:

¿Acaso es esto lo que queréis para Polonia? ¿Queréis perder la propiedad de vuestro propio país? ¡No! ¡no es eso lo que quiere el pueblo polaco!

Estamos viendo como surgen peligrosas enfermedades no vistas desde hace tiempo en Europa: el cólera en Grecia, la disentería en Viena, diversos tipos de parásitos protozoarios que no son peligrosos en el organismo de esas gentes pero podrían serlo aquí.

Son palabras de Jaroslaw Kaczynski el 12 de octubre en plena campaña electoral del PiS, siglas del partido Derecho y Justicia, para las elecciones de hoy 25 de octubre en Polonia, en reacción a la aceptación del gobierno polaco de la propuesta de la Comisión Europea de recibir a 10.000 solicitantes de asilo (citadas por la corresponsal de Le Monde en Varsovia)

Y las palabras de Viktor Orban, el constructor de un nuevo muro en la frontera de Europa (ahora no con el Este sino con el Sur), aplaudidas hace unos días en Madrid, cuando, el mismo que en mayo rechazó acoger a unos cientos de refugiados que le proponía la Comisión Europea,  dice:

Lo que estamos afrontando no es una crisis de los refugiados. Esto es un movimiento migratorio compuesto de migrantes económicos, refugiados y también combatientes extranjeros. Es un proceso descontrolado y no regulado

Viktor Orban en la Hungarian national gallery. Fuente: The Guardian

Viktor Orban inaugura una exposición de pintura de artistas húngaros de la Galería Naciona. The Guardian

Por desgracia, como comenta la escritora Monika Zgustova, estos dos caballeros que citamos no son un caso aislado, sino que marcan una tendencia que cosecha votos.

Además, hay partidarios de esas ideas que no se limitan a poner zancadillas a los que corren para atravesar una frontera con una criatura en brazos, sino que pasan a la acción criminal, oculta, como son los incendios de alojamientos de inmigrantes en Alemania o en las últimas semanas en Suecia

Arde local escolar de de acogida. Foto Biörn Larsson Rosvall en Göteborg Posten

Arde local escolar de acogida. Foto Björn Larsson Rosvall en el Göteborg Posten

o como la de un chico normal, graduado de un bachillerato técnico, a quien, según lo que ha trascendido, le gustaba el grupo musical belga “Suicide Commando”, algunas de cuyas letras “alimentan mi odio interior” y le sumen en la tristeza, “pues no conseguiré matar a todas esas razas malditas”. El mismo que, poco antes de atacar con una espada a quienes tenían la piel oscura, había mirado un film de propaganda neonazi en Internet que se titula algo así como “Cuando los enfurecidos hablan”. Una carta que ha dejado este asesino, movido por el odio racista, concluye (según manifestaciones de la policía) con la idea de que, por culpa de los inmigrantes, Suecia ya no será la misma.

El asesino de la espada. Foto ampliamente difundida por los medios de todo el mundo

El asesino de la espada. Imagen ampliamente difundida por los medios de todo el mundo

Por desgracia ese leitmotiv no sólo agitaba la mente de este nuevo Breivik, pues lo he podido encontrar recientemente en una tribuna de la jefa de opinión del Göteborgs-Posten subtitulada “Nuestra disposición a recibir cientos de miles de solicitantes de asilo en los próximos años es todo menos buena”, que además de ilustrarse (glosando la imagen con un pié negativo) con la foto del ministro del Interior en una de las tiendas de campaña de urgencia que se han habilitado, concluye con esta frase: Sverige kommer inte att bli sig likt igen, es decir Suecia no será más ella misma.

No puedo juzgar el conjunto de los artículos de quien eso escribe, pero de esta tribuna en la página principal del periódico son preocupantes no sólo algunos contenidos y el citado subtítulo, sino, sobre todo, el que concluya con uno de los pretextos más socorridos de quienes creen en supuestas e inmutables esencias patrias, que los inmigrantes vendrían a pervertir.

Sí, como dicen los viejos adagios, es cierto que el hombre puede ser lobo para el hombre y, también, que habrán de ser los ciudadanos y sus votos los que mantengan unos espacios de democracia en los que se demuestre lo contrario: que los seres humanos son los únicos dioses que les quedan a los seres humanos.

Vänern. Suecia. Foto R.Puig

Luz de otoño sobre el horizonte del lago Vänern. Karlstad. Suecia. Foto R.Puig

NOTA:

Texto latino de “Les Adages d’Érasme” présentés par les Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), Lyon, 2010, pp.141-144. La traducción es mía. Los textos en castellano del Dulce bellum inexpertis también son traducción mía en Adagios del poder y de la guerra y Teoría del Adagio (Madrid, Alianza Editorial, 2008)


Ventanas de mi barrio

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Hay alguien ahi. Foto R.Puig

¿Hay alguien ahí? Foto R.Puig

 

Bien pudiera ser que el salto de una conciencia mítica, y de sus respuestas sagradas, a esas interrogaciones que dan paso a la filosofía, tenga algo que ver con la invención de la ventana. Sí, no se rían, al fin y al cabo ese mundo de sombras que se describe en la alegoría de la caverna platónica, un mundo de percepciones mediadas, indirectas, en que la realidad viene filtrada a espaldas del hombre, corresponde no sólo a las cavernas, sino a los cabañones de puertas escuetas y un sólo orificio para el humo, a las cuevas muradas y a otros habitáculos arcaicos. Ese pasaje no acaba nunca, no es algo de tiempos pretéritos, ocurre todos los días, y en ambos sentidos.

Nada que objetar a que la vida se explique de la forma que al hombre le convenga para resistir a lo inhóspito. Lo que pasa es que un día llegaron las ventanas y los individuos descubrieron que el viento no sólo ventilaba sus alojamientos sino que refrescaba la ideas. Cuando las ventanas dejaron de ser simples orificios y se dotaron de marcos ¡ah! entonces apetecía asomarse, buscar encajes al rompecabezas de este mundo y empezar a hacerse preguntas…

Me dirán que ya basta de especulaciones gratuitas y que pase al tema. Pero es que, cuando tenía una tercera parte, incluso menos, de los años que tengo ahora, un excelente profesor que tuve en Lima, que se llamaba José Luis Rouillon, nos dio a leer el libro Mito y Metafísica. Introducción a la Filosofía, de Georges Gusdorf. ¿Y a qué viene eso? Pues viene a cuento de las ventanas ¡sí! pues aunque aquel autor no recuerdo que se ocupe de ellas, si se ocupaba de la continuidad del cosmos mítico y de cómo la racionalidad filosófica ha venido a perturbarla, algo así como las ventanas que han venido a perforar los muros. Sea cómo sea, el caso es que, los hombres seguimos oscilando entre sombras y brisas, entre el hollín y el cielo abierto.

Bueno, a lo que íbamos, yo sólo venía a mostrar mi cosecha de ventanas, de unos días en que andaba por las calles del barrio, hacía fresco y como un zángano andaba yo con la cabeza a pájaros…

Ventana con ceja. Foto R.Puig

Ventana con ceja. Foto R.Puig

Asomarse a la ventana siempre ha dado para mucho, sin ir más lejos Goethe tenía esa costumbre cuando vivía a dos pasos de  la Piazza del Popolo, mientras pensaba en su teoría de los colores o en sus andanzas por la Ciudad Eterna. ¡Una calle de Roma tira mucho!

Goethe asomado a la ventana por Tischbein

Goethe asomado a la ventana. Dibujo de Tischbein

 

Y eso que su ventana era pequeña. En cambio, en las ventanas de Vasastan pueden asomarse varias personas a la vez. Son muestra de la arquitectura ecléctica de fines del siglo XIX y principios del XX.

Las hay medievalistas.

Aires del Medioevo. Foto R.Puig

Aires del Medioevo. Foto R.Puig

 

Otras que remedan el almohadillado renacentista

Almohadillado. Foto R.Puig

Algo así como un almohadillado. Foto R.Puig

 

Había arquitectos con veleidades barrocas, que podrían haberse lucido en el Flandes del siglo XVI

Aires barrocos. Foto R.Puig

Aires barrocos. Foto R.Puig

 

Tampoco falta la inspiración griega del pastiche neoclásico

Aires de Grecia. Foto R.Puig

Aires de Grecia. Foto R.Puig

 

con unos frisos que le habrían encantado a Onassis.

Con friso. Foto R.Puig

Con friso. Foto R.Puig

o los grutescos que separan las ventanas del segundo piso de las del primero, seguramente destinado a la gente con más posibles

Con pretensiones. Foto R.Puig

Con pretensiones. Foto R.Puig

 

Estas ya son un poco más severas. Es natural, son de las aulas de un colegio

Colegio. Foto R.Puig

Colegio. Foto R.Puig

 

Las siguientes no son de una prisión, sino de un archivo donde duermen los legajos…

Fuerte y simple. Foto R.Puig

Fuertes y simples guardan la historia Foto R.Puig

 

Si es usted de rancio abolengo, o es la princesa de las trenzas de oro, lo que necesita es un ventanal como este

Noble y arcaica.Foto R.Puig

Noble y arcaica.Foto R.Puig

Pero, dejemos los palacetes de sangre azul para quedarnos con los reflejos del cielo en los cristales

Pareja azul. Foto R.Puig

Pareado azul. Foto R.Puig

 

Con reflejos de atardecer. Foto R.Puig

Con reflejos de atardecer. Foto R.Puig

 

En realidad el original está más arriba…

Antiguo y reciente. Foto R.Puig

Antiguo y reciente. Foto R.Puig

 

Ese azul que inspiraba a Rubén Darío:

En las pálidas tardes
yerran nubes tranquilas
en el azul; en las ardientes manos
se posan las cabezas pensativas.
¡Ah los suspiros! ¡Ah los dulces sueños!
¡Ah las tristezas íntimas!
¡Ah el polvo de oro que en el aire flota,
tras cuyas ondas trémulas se miran
los ojos tiernos y húmedos,
las bocas inundadas de sonrisas,
las crespas cabelleras
y los dedos de rosa que acarician!

En las pálidas tardes
me cuenta un hada amiga
las historias secretas
llenas de poesía;
lo que cantan los pájaros,
lo que llevan las brisas,
lo que vaga en las nieblas,
lo que sueñan las niñas.

Final con suspense

Una ventana no sólo sirve para ventilar o asomarse, sino para mirar tras los visillos o, separando un poco las láminas de las persianas, para preguntarse quién será ese paseante cotilla que pierden el tiempo mirando para arriba, a riesgo de tropezarse.

Detrás de las ventanas hay vidas que transcurren al margen de nosotros; a nos ser que sean ventanas al patio o al otro lado de una calle estrecha, ventanas indiscretas… Entonces llega Alfred Hitchcock y, con la inestimable ayuda de James Stewart y Grace Kelly y a partir del cuento de Cornell Woolrich, nos deja aquella película memorable, cuya protagonista indiscutible es la ventana indiscreta

No faltarán tampoco creativos, como Jeff Desom que la concentren en pocos minutos al ritmo de una de las danzas húngaras de Brahms

RearWindow. Fuente ibytes.es

RearWindow. Pinchar aquí: Fuente ibytes.es

Mis paseos no son tan frenéticos, aunque seguro que en los interiores de las ventanas de Vasastan han ocurrido infinidad de historias que habrían dado para más de un guión de suspense. ¡Si hasta se ha filmado alguna que otra película, de esas que se basan en novelas negras de autores suecos! Al fin y al cabo, no sé si se habrán dado cuenta, la mayoría de las ventanas de mis fotos están cerradas. Y eso que el día era soleado…

No obstante, no quiero terminar con especulaciones negras. ¡ Porque the sky is blue! ¡Que pasen ustedes un buen domingo! y si salen de paseo por su barrio, cualquier barrio de cualquier ciudad, no olviden mirar un poco hacia arriba, seguro que encontrarán alguna ventana que merezca su atención. Si no, quizás la merezca un pájaro, o una nube, o la copa de un árbol…¡Pero tengan cuidado con los escalones, los bordillos de las aceras y los alcorques!

¡No quiero ser culpable de ningún esguince!

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Días en blanco

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Enero en el Slottsskogspark. Göteborg. Foto R.Puig.

Enero en el Slottsskogspark. Göteborg. Foto R.Puig.

“…me parece que aquí, durante el invierno,

los pensamientos de los hombres se congelan del mismo modo que las aguas”

Carta de René Descartes a Nicolas Flécelles de Brégy, Estocolmo 15 de enero de 1650

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René Descartes (1596-1650) expresa esta sensación desapacible en el mes de enero del invierno más frío de todo el siglo XVII, recluido en una mansión de Estocolmo, cuando le quedan veintisiete días de vida.

Según se dijo oficialmente murió de neumonía, aunque los síntomas, como se descubrió hace algo más de treinta años, eran más bien los del envenenamiento por arsénico.

En la misma carta a Brégy se lamenta así:

aquí no estoy en mi elemento, y no deseo otra cosa que tranquilidad y reposo, esos bienes que los más poderosos Reyes de la tierra no pueden dar a quienes no sepan tomarlos por sí mismos

Por fortuna, nosotros tenemos mejor calefacción que aquel sabio a quien Cristina de Suecia (1626-1689) citaba cruelmente en su biblioteca de palacio, a las cinco de la mañana, para departir con él, supuestamente de filosofía pero, sobre todo, para encargarle caprichosas tareas. El buen hombre no tardó en arrepentirse de haber acudido a Suecia, sobre todo porque para llegar a la puerta de la demora real tenía que recorrer unos centenares de metros a muchos grados bajo cero. Como cuentan los cronistas, el protocolo real no le permitía cubrirse la cabeza durante las audiencias, lo que en cierto modo explica su reflexión sobre la congelación de los pensamientos.

Tras hacerse responsable de la muerte a los 53 años del filósofo, Cristina de Suecia, maldita sea la gracia, se mudó a climas mediterráneos, para lo que le convino abjurar de la fe luterana (mérito en gran parte de algunos ilustrados jesuitas) y ser recibida apoteósicamente en Roma, donde moriría a los 63 años, en primavera y en unos aposentos bastante más cálidos que los de Descartes en Estocolmo.

Al sabio le dejaron el magro consuelo de un pomposo monumento en una iglesia de Estocolmo.

Monumento a Descartes en la Adolf Fredriks Kyrka. 1770. Estocolmo. Foto Wikipedia.

Monumento a Descartes en la Adolf Fredriks Kyrka. 1770. Estocolmo. Foto Wikipedia.

Pobre Descartes a quien, según lo cita Giulia Belgioioso en la solapa de la edición crítica de su correspondencia completa (Milano, Bompiani, Col. il Pensiero Occidentale, 2009), lo que le gustaba de verás era pasar el tiempo en compañía de personas honestas que se muestren estima:

…el mundo es demasiado grande en proporción a las pocas personas honestas que lo pueblan; quisiera que estuviesen todas reunidas en una sola ciudad; y entonces sería feliz abandonando mi eremitorio, para irme a vivir con ellas, si me quisieran acoger en su compañía. Pues, aunque de hecho yo rehúya la multitud, por la cantidad de insolentes e importunos que en ella se encuentran, no paro de considerar que el bien mayor de esta vida es disfrutar de la conversación de las personas que entre sí se estiman

El bueno de Renato debería haber hecho caso a Erasmo cuando aconsejaba:

Parece agradable y glorioso pasearse cogidos del brazo de nobles cortesanos, mezclarse en asuntos de reyes; pero los ancianos, que por haberlo probado saben lo que es, prefieren abstenerse de esa dicha.

Erasmo de Rotterdam, en el comentario al adagio “Dulce bellum inexpertis”

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Cosas que tiene el invierno… 

Lindholmen. Göteborg. Foto R.Puig.

Lindholmen. Göteborg. Foto R.Puig.

Pero, a lo que íbamos, durante más de una semana, hemos podido sentirnos a gusto a pesar del frío y la nieve, transitando por los parajes níveos de Gotemburgo, que no veíamos así desde hace años.

Venid patitos. Sannegårdshamnen. Göteborg. Foto R.Puig.JPG

Venid patitos. Sannegårdshamnen. Göteborg. Foto R.Puig.JPG

Aunque, la verdad, no sé si mis neuronas a bajo cero alucinaron, pero me pareció que el autor de la Meditaciones filosóficas había dado un salto al futuro para acercarse a esta orilla, como si la compañía de los patos y, sobre todo, de los niños que les echan migas, le consolara algo del recuerdo de aquella hija suya, Francine, que murió aún niña, nueve años antes que su padre.

Para sorprenderle, esta vez bien abrigado y provisto de un buen gorro de piel, yo me lo llevé a comprar comida tailandesa, en el Take away no lejos de mi estudio.

Take away. Lindholmen. Göteborg. Foto R.Puig

Take away. Lindholmen. Göteborg. Foto R.Puig

En sus tiempos, la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales ya había traído especies de Asia a los Países Bajos, donde residió desde 1629 hasta su malhadado viaje a Suecia, pero dudo mucho que tuviese ocasión de degustar una sopa tailandesa bien calentita, como la que compartimos humeante en el balcón del taller.

Mi balcón. Sannegårdshamnen. Göteborg. Foto R.Puig.

Mi balcón. Sannegårdshamnen. Göteborg. Foto R.Puig.

Desde ahí pudo admirar los abedules nevados

Abedules en Sannegardshamnen. Göteborg. Foto R.Puig

Abedules en Sannegardshamnen. Göteborg. Foto R.Puig

que la semana pasada, frente a mi balcón, dialogaban quedamente con la luna

Conversación. Miraallén. Göteborg. Foto R.Puig

Conversación. Miraallén. Göteborg. Foto R.Puig

Luego ascendimos, con cuidado para no resbalar, a la “colina del fuerte”, donde, de haber llamado a alguna puerta, habría encontrado gentes dignas de esas conversación entre personas que se estiman mutuamente, que, desilusionado por las experiencia de las inquisiciones y ataques que sufrió, pensaba que fuesen tan escasas en el mundo.

La colina nevada. Slottsbeget. Göteborg. Foto R.Puig

La colina nevada. Slottsberget. Göteborg. Foto R.Puig

Pero, para no arriegarnos a un patinazo, continuamos el paseo en llano por las faldas de la colina opuesta

Sörhallsberget. Göteborg. Foto R.Puig.

Sörhallsberget. Göteborg. Foto R.Puig.

Puede que le motivase el frío reinante, el caso es que me improvisó un breve discurso con sus ideas sobre el calor en la fisiología animal, algo sobre lo que tanto había investigado.

Reparaciones en el embarcadero. Ría de Gotemburgo. Foto R.Puig

Reparaciones en el embarcadero. Ría de Gotemburgo. Foto R.Puig

Tras pasar al otro lado de la ría, de vuelta al centro de la ciudad, observó con curiosidad el trabajo de los técnicos en plena faena de arreglos del nuevo embarcadero de Stenpiren. Curiosamente, hablando despacio en holandés, consiguió entenderse con el operario que le respondía en sueco.

Me dijo que los canales de Gotemburgo le recordaban los de Amsterdam. Ciertamente el Gran Canal del Puerto tiene parecido con los de su ciudad favorita, donde el pensamiento libre no estaba perseguido por teólogos orgánicos y jesuitas ultramontanos, como en su nativa Francia.

La Tyska Christinae Kyrka desde el puente sobre el Gran Canal. Göteborg. Foto R.Puig.

La Tyska Christinae Kyrka desde el puente sobre el Gran Canal. Göteborg. Foto R.Puig.

Lo mismo que el curso más recoleto que bordea el Parque del Rey siguiendo el trazado de las antiguas fortificaciones de la ciudad.

El Stora Teatern desde el puente de Kungspark. Göteborg. Foto R.Puig

El Stora Teatern desde el puente de Kungspark. Göteborg. Foto R.Puig

Mientras tanto, y antes de que volviese al pasado, yo quería convencerle para que no se dejase engatusar por las ofertas de la voluble Cristina de Suecia. Quien sabe si así hubiésemos cambiado el curso de la historia de la Filosofía europea con alguna de las obras que ya estaba rumiando y que habría podido completar en la morada de Isabel de Bohemia, a la que adoraba y fue la musa que motivó su célebre carta sobre el Amor.

De cuántas pasiones hubiese sido capaz Descartes si, en vez de sólo escribir de ellas en teoría (por cierto, basándose ampliamente, en el De Anima et Vita de Juan Luis Vives), hubiese dedicado su edad madura a ponerlas en práctica.

A este propósito, se debería traducir al castellano la esquisita novela epistolar de Raffaele Simone (Milano, Garzanti, 2011, Le passioni dell’anima) en donde, entre textos originales y otros fabulados, narra los últimos meses de la vida de nuestro sabio.

Lo que si hubiera necesitado de una más larga conversación, cuando nos paseábamos por la Plaza de Olof Palme, frente a la Casa del Pueblo, habría sido la historia del movimiento obrero y socialdemócrata de la Suecia moderna

Genom arbete i arbete. Monumento a los sindicatos de trabajadores de Sam Westerholm. Plaza Olof Palme. Göteborg. Foto R.Puig.

Genom arbete i arbete. Monumento a los sindicatos de trabajadores de Sam Westerholm. Plaza Olof Palme. Göteborg. Foto R.Puig.

La verdad es que a la trabajadora embarazada que arenga a las masas, mientras un compañero enarbola la bandera roja, se la ve no sólo cubierta de nieve estoicamente, sino que se presiente que los últimos escándalos protagonizados por los sindicatos socialistas en Suecia, de poder asomarse a nuestro tiempo, la hubieran dejado perpleja.

A Hjalmar Brantning lo que le hubiera dejado helado sería la bajada en picado de las expectativas de voto del partido socialista en el poder.

Hjalmar Branting con su casco de nieve. Plaza Olof Palme. Göteborg. Foto R.Puig

Hjalmar Branting con su casco de nieve. Plaza Olof Palme. Göteborg. Foto R.Puig

Por no hablar de padre del sindicalismo sueco y, más tarde diputado, Charles Lindley, que se ha cubierto con un pasamontañas blanco para no dejarse ver.

Charles Lindley enmascarado de nieve. Plaza Olof Palme. Göteborg. Foto R.Puig.

Charles Lindley enmascarado de nieve. Plaza Olof Palme. Göteborg. Foto R.Puig.

¡Si Olof Palme levantase la cabeza!

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Pero, lo siento, ahora debo atender a René que, no sé si motivado por los más de tres siglos de filosofía política y movimientos sociales que he tratado mal que bien de resumir a petición suya (eso sí, delante de una jarra de cerveza artesanal sueca en el pub irlandés cercano), me está friendo a preguntas sobre la razón de esos monumentos que le he mostrado.

Mientras caminamos en dirección a la Biblioteca de Gotemburgo, donde pretendo mostrarle las numerosas versiones de sus obras, he alzado la vista y mi índice para señalarle unos pináculos del siglo XIX cubiertos de nieve…

Pináculos. Västra Hamngatan. Göteborg. Foto R.Puig.

Pináculos. Västra Hamngatan. Göteborg. Foto R.Puig.

…y -¡zas!- cuando me he vuelto, ¡Monsieur Des Cartes se había esfumado de vuelta al pasado! mientras las campanas de la catedral de Gotemburgo tañían convocando a los fieles

La catedral de Gotemburgo. Foto R.Puig

La catedral de Gotemburgo. Foto R.Puig

Por culpa de mi imperdonable distracción no pude convencerle de que no acudiese a la llamada de la Reina de Suecia, quien, como todos los soberanos de su época, al fin y al cabo, aunque ilustrada y políglota, fue también despótica.

Lo que ocurrió, a mi pesar, es historia irreversible.

 


Breverías erasmianas (XXVII): “Nihil dulcius quam omnia scire” (Nada hay más dulce que saberlo todo)

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Cicerón. Museos Capitolinos. Roma.Foto R.Puig

Cicerón. Museos Capitolinos. Roma. Foto R.Puig

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“Nihil dulcius quam omnia scire”

Nada hay más dulce que saberlo todo

V i 42

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Para explicar este proverbio Erasmo cita a Cicerón, que lo emplea en una de sus Cartas a Ático, donde se muestra curioso y pide a su amigo que le informe de lo que ocurría en Roma en su ausencia. Entre otras cosas, quería tener información sobre algunas actuaciones de los censores y de Apio Claudio Pulcro, pero en especial de su hermano, el tribuno de la plebe Publio Clodio Pulcro que persiguió a Cicerón hasta exiliarle, expropiarle y hacerle la vida imposible a su vuelta.

Cicerón lo apoda con el nombre deformado de otro tribuno (Lucio Apuleyo) que había sido declarado enemigo público décadas antes. Lo tilda de afeminado llamámdole “Apuleia” aludiendo a que Publio Clodio se había travestido para colarse en la casa de Julio Cesar.

Nil dulcius quam scire prorsus omnia…

Nada más dulce que saber absolutamente todo…

Quare ut homini curioso ita perscribas ad me quid primus dies, quid secundus, quid censores, quid Appius, quid illa populi Apuleia.

Como soy hombre curioso cuéntame en detalle lo qué sucedió el primer día, qué el segundo, que hubo de Apio, qué de esa Apuleya favorita del pueblo

Cartas a Atico, 4.11.2

(Les Adages d’Érasme, présentés par les Belles Lettres et le GRAC, Lyon 2010, p. 2472)

Estamos inmersos en la Roma de las rencillas, los rumores y los cotilleos de la política. De modo que el sentido pedestre con el que Cicerón emplea este elegante proverbio hoy podría ser el lema de Twitter, esa red social que promete tenerte al corriente de “lo que está pasando”.

Erasmo al final de su comentario toma otro proverbio de Cicerón que aparece en una de sus cartas familiares:  πάντα περὶ πάντων : todo sobre todo.  No he encontrado el texto aún, pero sospecho que va el mismo sentido.

¡Así que, nada nuevo bajo el sol! En materia de chismorreo nuestros medios sociales no han inventado nada.

  Otros sentidos para este adagio

La aspiración a saberlo todo, a abrazar el cosmos y toda la sabiduría en su totalidad es una pasión ancestral que ha movido a la humanidad a ir ampliando las fronteras del conocimiento. Si bien, en el Medioevo se tomaban atajos. Y como no han sido sólo los varones quienes han sentido este impulso de ascender por la escala de la sabiduría absoluta, recordemos a la abadesa alemana Hildegarda de Bingen (1098 – 1179) mística, profetisa, médica, compositora y escritora y su visión del Cosmos.

Visión del Cosmos de Hildegard av Bingen. Códice de Lucca.

El Cosmos de Hildegarda de Bingen. Codex de Lucca.Fuente: Joanna Wolska.

Erasmo no era amigo de los prodigios de la ciencia infusa, y en todo caso no glosó este proverbio con un extenso comentario. La razón pudo ser que no encontró las referencias clásicas y filológicas que podían apoyar un sentido más noble del mismo. En otros adagios sí que se extendió sobre la pasión del trabajo intelectual y del afán incansable por el estudio. Claro que, con su natural ironía, tampoco olvidó poner esa pasión de quien todo lo quiere saber entre las formas de locura

Xilografía de Franz Masereel para el Elogio de la locura

Xilografía de Franz Masereel para el Elogio de la locura

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Pero, volviendo a nuestro adagio de hoy, el texto de Cicerón, que da pie al comentario, es expresión de la inveterada curiosidad por la vida y milagros de los demás, y en este caso por los tejemanejes de los adversarios políticos. Como soy hombre curioso cuéntame en detalle lo qué sucedió, escribe Cicerón a Ático.

En la introducción a su enorme colección de adagios, Erasmo ya dejó sentado que una característica de los proverbios es esa ambigüedad que hace posibles sentidos variados. Algo de eso ha ocurrido con la interpretación de lo que afirma un personaje, prototipo del chismoso, en una comedia de Terencio: Homo sum, humani nihil a me alienum puto (Hombre soy, nada humano me es ajeno). Esta frase no se suele entender como lo que es, la confesión de un fisgón que se justifica diciendo que es humano entrometerse en la vida de los demás, sino como una noble expresión del espíritu de solidaridad.

Así que, en el caso que nos ocupa hoy, se me ocurren también a mí algunos sentidos más nobles de este nihil dulcius quam omnia scire.

El ansia de descubrir todo

La pasión por el conocimiento universal movió a hombres como Aristóteles a ocuparse de todos los aspectos del pensamiento y del saber de su tiempo. Basta con recorrer el índice de sus obras

Aristóteles. Museos Capitolinos. Roma. Foto R.Puig

Aristóteles. Museos Capitolinos. Roma. Foto R.Puig

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Otro apasionado investigador en busca de la síntesis total de las ciencias de su tiempo fue Alexander von Humboldt (1769 – 1859) que viajó y exploró lugares a los que nadie había llegado y con su mirada innovadora recopiló una inmensidad de datos, en diálogo directo con la naturaleza y con cientos de investigadores y científicos de su tiempo.

Alexander von Humboldt frente al Teide. Bronce. Foto Santi Rodríguez. Geographical Magazine

Alexander von Humboldt frente al Teide. Bronce. Foto Santi Rodríguez en el blog del Geographical Magazine

En su afán de percibir el mundo natural como un todo interdependiente anticipó nuestra propia época con sus intuiciones sobre la influencia humana en el cambio climático, puso las bases para el trabajo de Darwin  y motivó a generaciones de científicos y estudiosos de las ciencias naturales y a las corrientes modernas de protección del ambiente natural

Alexander von Humboldt. Naturgemalde. Fuente Geographical Magazine

Alexander von Humboldt. Naturgemalde. Fuente Blog del Geographical Magazine

El Cosmos que se le brindó a Hildegarda por revelación divina, a Alexander le costó infinitos trabajos y penalidades, como por ejemplo subir al Chimborazo con los pies hechos trizas, dejarse comer por los mosquitos navegando por el Orinoco o recorrerse la Siberia rusa en tartana hasta llegar a Mongolia. Trabajó diecisiete años para plasmar sus conocimientos en los tres volúmenes soberbiamente ilustrados de su Cosmos. 

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La pasión por leerlo todo

Conozco a alguien a quien su mujer le dio a escoger entre desatascar los pasillos de la casa, obstruidos por sus kilométricas estanterías llenas de libros, o mudarse.

Bueno, pues esta es otra pasión que a no pocos nos empuja y que puede convertir en insuficiente el espacio doméstico. Así que no puedo evitar traer aquí dos hermosas imágenes

Biblioteca de Pierre Cuypers. Rijkt Museum. Foto R.Puig

Biblioteca de Pierre Cuypers. Rijkt Museum. Foto R.Puig

de algunos de esos lugares en los que uno puede perderse sin necesidad de poner en peligro la armonía matrimonial

La biblioteca del Trinity College de Dublín. Foto Shutterstock

La biblioteca del Trinity College de Dublín. Foto Shutterstock

Aunque sin ir tan lejos, estoy seguro de que muchos de los lectores de este blog tienen cerca alguna biblioteca en la que pueden pasar algunas de esas horas dulces que la vida nos depara.

Mirar para saber

Y ya que hemos mencionado a Aristóteles, no está mal recordar que pasear ayuda también a pensar, pues no en vano en los jardines de su escuela en Atenas se practicaba el peripatêín

Así que le pido disculpas a Erasmo por este recurso a la dulce pereza de marchar sin rumbo fijo, de ese simple caminar que ilustra delicadamente en un manga el extraordinario artista, poeta del dibujo, Jiro Taniguchi

Jiro Taniguchi. L'homme qui marche. Paris, Casterman, 1995, p.41

Jiro Taniguchi. L’homme qui marche. Paris, Casterman, 1995, p.41

Es un poco eso que los franceses llaman flâner, o sea deambular en plan gandul

Jiro Taniguchi. L'homme qui marche.p.123

Jiro Taniguchi. L’homme qui marche.p.123

mirando a las nubes, pero también a las hojas, las ramas y los colores en esas frondas que cambian con la brisa y con la luz

Jiro Taniguchi. L'homme qui marche. Paris, Casterman, 1995, p.35

Jiro Taniguchi. L’homme qui marche. Paris, Casterman, 1995, p.35

Pero, ya que estamos hablando de nubes, hay quienes parecen optar hoy por un nihil dulcius quam nihil scire (nada más dulce que no saber nada), porque ¿si todo está en La Nube, para qué molestarse?

En esas estamos


Breverías erasmianas (XXVIII): de animales y de hombres

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El alce nos observa.Foto R.Puig

El alce nos observa.Foto R.Puig

De paseo por el parque

Hace unos días estuve visitando con mis nietos el parque de Slottsskogen (“el bosque del castillo”) en Gotemburgo y observando a los animales que viven ahí. Aunque en algunos casos, somos más bien nosotros los observados.

Los alces, repantingados, nos contemplan o pasan olímpicamente de nosotros…

Pareja. Foto R.Puig

Pareja. Foto R.Puig

A los “pingüinos de Humboldt”tampoco les importamos mucho…

Esperando a Godot. Foto R.Puig

Esperando a Godot. Foto R.Puig

ellos a lo suyo, moviendo sus torpes caderas, pero siempre de etiqueta…

siempre-de-etiqueta-foto-r-puig

o surcando las aguas como torpedos

Como pinguinos en el agua. Foto R.Puig

Como pingüinos en el agua. Foto R.Puig

Las ocas ni se dignan mirarnos

Las damas exquisitas. Foto R.Puig

Las damas exquisitas. Foto R.Puig

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En el Museo de Historia Natural de Gotemburgo

Claro que, para animales de otras latitudes, hemos de contentarnos con su presencia para siempre inmóvil en el museo, dentro del mismo parque.

El término “historia natural” creo que lo popularizó Plinio el Joven con su Naturalis Historia de entretenida lectura, en la que se mezclan datos y descripciones acertadas junto con lo que los romanos imaginaban sobre especies lejanas. Más o menos como antes había hecho Aristóteles en su Historia de los animales.  

Para siempre pensativo. Foto Dimitris Papadopoulos

Para siempre pensativo. Foto D. Papadopoulos

La visita tiene algo de mágico y melancólico. Leyendo todas las cartelas explicativas podríamos pasar horas y días. Así sabemos la procedencia del animal, la fecha en que su cuerpo fue disecado, etc.

Por un lado es algo triste, por otro es un homenaje a las especies que comparten el planeta con nosotros y una fuente inagotable de conocimientos. En general da la impresión de que los taxidermistas han buscado presentar la fisionomía amable, casi humanizada de los mamíferos.

Aquí ni frío ni calor.Foto R.Puig

Aquí ni frío ni calor.Foto R.Puig

Recuerdo alguna visita con mi padre o mi abuelo al de Madrid, en el Paseo de la Castellana. Pienso que el interés por la zoología y por los animales que suscitaban estos museos, sobre todo en aquellos años lejanos, cuando no había tantas reservas naturales como hoy y los viajes a safari parks no existían, ni teníamos programas televisivos que pudiesen sustituir el encuentro directo con la fauna del mundo, y, además,  faltaba tanto para que internet nos lo pusiese en bandeja.

Ni pincho ni corto..Foto R.Puig

Ni pincho ni corto.Foto R.Puig

Salvo en alguna película americana en technicolor, al estilo de Mogambo, en la que Clark Gable se paseaba con Grace Kelly en salakot por las sabanas africanas, no era fácil que viésemos un rinoceronte o un hipopótamo en movimiento.

Aquí duermo.Foto R.Puig

Aquí duermo.Foto R.Puig

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Otras evocaciones

Pero me van a disculpar si, al hilo de esta visita, y porque el año que viene de acabar no deja sólo añoranzas y alegrías, vuelvo a alguna analogía de los escritos de Erasmo contra la guerra…

Erasmo no aludía a un oso disecado, sino posiblemente a un espectáculo organizado en alguna celebración cortesana de aquellas que emperadores y reyes tenían el dudoso gusto de organizar, cuando escribía:

¿Quieres saber cuán feroz es la guerra, cuán horrible, cuán indigna es del hombre? ¿No has visto nunca a un león peleando con un oso? ¡Qué fauces, qué rugidos, qué jadeos, qué ferocidad, qué carnicería! Al espectador, aunque esté a salvo, se le ponen los pelos de punta.

¿Algo que objetar Foto R.Puig

¿Algo que objetar ? Foto R.Puig

Sólo los poderosos podían pagarse el espectáculo de un león vivo (el rey de Portugal organizó incluso un combate  entre un rinoceronte y un elefante) enfrentándolo con un oso

El león que rugió. Foto D. Papadopoulos

El león que rugió. Foto D. Papadopoulos

También eran ellos los que organizaban las guerras que Erasmo denunciaba cuando continuaba así:

Pero mucho más horrible, mucho más feroz es la visión de un hombre cargado de armas y venablos atacando a otro hombre. ¿Quién creería, dime, que se trata de seres humanos si la costumbre del mal no nos hubiera privado de la capacidad de asombro? Ojos que arden, palidez en los rostros, furor en la marcha, la voz es como un chirrido, el estruendo demencial, el hombre es todo hierro, las armas rechinan, las bombardas disparan sus rayos. Si los hombres se devorasen y bebiesen la sangre para alimentarse la cosa sería más amable: pero a lo que algunos han llegado es a realizar por odio lo que la costumbre o la necesidad harían más excusable. Más aún, todo esto se está volviendo más cruel gracias a las flechas envenenadas y a las infernales máquinas de hoy en día. Ya no encontramos por ninguna parte rastro de humanidad.

Erasmo de Rotterdam, Adagios del poder y de la guerra y Teoría del Adagio, Madrid, Alianza Editorial, Libro de bolsillo, 2008, Edición, traducción y presentación de Ramón Puig de la Bellacasa, pp.207-208 (del comentario al adagio “Dulce bellum inexpertis”: “La guerra atrae a quienes no la han vivido”)

Las guerras de siempre, cuyos efectos hemos seguido viendo en este año que acababa ayer

Tras los bombardeos contra civiles en Al-Mashhad district. Alepo. 26.07.2016 Fuente Syrianarchive.org

Tras los bombardeos a civiles en Al-Mashhad, Alepo. 26.07.2016. Fuente Syrianarchive.org

…aquellas desdichas que forman el séquito habitual de toda guerra, incluso de la más afortunada y justa: el pueblo empobrecido, los notables abrumados de impuestos; ¡tantos ancianos desamparados y al mismo tiempo anonadados por la muerte de sus hijos! (desgracia peor que perder la vida a manos del enemigo y con ella la capacidad de sufrir); ¡tantas ancianas privadas de sus bienes y a quienes así se aniquila con mayor crueldad que por la espada! ¡Tantas mujeres viudas, tantos niños huérfanos, tantos hogares en duelo, tanta gente próspera reducida a la miseria! En cuanto a la ruina moral ¿de qué sirve mencionarla, cuando nadie ignora que de la guerra se derivan todas las calamidades de la vida? Ella engendra el desprecio del deber, la indiferencia ante las leyes, la osadía y la prontitud para todo tipo de crímenes. De esta fuente nace una turba de bandidos, ladrones, sacrílegos, asesinos. Y, lo que es muchísimo más grave, esta pestilencia tan funesta no sabe fijarse límites, nacida en un rincón cualquiera no sólo invade como una epidemia las regiones vecinas, sino que por ánimo de lucro o a causa de un casamiento o de una alianza arrastra a las más lejanas a participar en el tumulto y en el desastre públicos. Aún más, la guerra engendra la guerra, de un amago de guerra nace una verdadera y de una insignificante surge una guerra total

Op.cit., pp.205-206

Después de un ataque químico en Aleppo.06.09.2016. Fuente Syrianarchive.org

Después de un ataque químico en Aleppo.06.09.2016. Fuente Syrianarchive.org

…entre fieras la guerra es un duelo que enfrenta a dos contendientes y dura muy poco. Aunque el combate sea muy sangriento en cuanto uno de los dos resulta herido se separan. ¿Cuándo se ha oído que como hacen los hombres a menudo cien mil bestias salvajes se despedacen mutuamente? Todavía más, aunque ciertas fieras sienten una hostilidad instintiva hacia animales de otra especie, también hay otras que a la inversa están unidas por una amistad genuina y firme. En cambio, lo que une a un hombre con otro hombre, sin importar quien sea, es una lucha perenne, sin que haya alianza alguna entre mortales que tenga suficiente consistencia.

Op. cit., p.207

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Los organizadores cambian, las víctimas son siempre las mismas…

Y ahora pasamos pagina. Dagens Nyheter. 29 dec.2016

“Y ahora pasamos pagina”. Dagens Nyheter. 29 dic.2016

…y cuando tratan de buscar un lugar seguro, cuando ejercen ese derecho al asilo que debe reconocerse a toda persona humana, la de alcanzar un sitio donde vivir una vida normal, hay quienes también se organizan voluntariamente, esta vez para cazar a los emigrantes como se cazan animales, como esta patrulla de voluntarios en la frontera de Bulgaria con Turquía

Patrulla de

“Cazadores de emigrantes”. Foto NiklasThegerström. Dagens Nyheter. 29 dic.2016

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Así escribe más adelante Erasmo

Imagina pues que un vi­sitante extraño procedente de esas ciudades lunares en las que mora Empédocles, o de uno de esos mundos que Demócrito ha intuido, llega al nuestro deseoso de conocer la vida que se lleva aquí. Y que, informado de los pormenores, se entera de que existe cierto animal, admi­rablemente compuesto de un cuerpo (característica que comparte con las bestias) y de un alma (que refleja la imagen de la mente divina), que alcanza tal grado de no­bleza que aunque exiliado en la tierra impera sin embar­go sobre todos los restantes animales, que debido a su origen celeste porfía en pos de celestiales e inmortales destinos…

Cuando contemple desde allí que los demás animales se comportan como corresponde a su especie siguiendo las leyes naturales, no apeteciendo nada que no les dicte la naturaleza, mientras que el único animal que chalanea, comercia, disputa y guerrea consigo mismo es el hombre ¿acaso no llegará a la conclusión –basándose en lo que ha oído– de que el hombre es cualquier otro animal en lu­gar del mismo hombre?

Op.cit., pp. 224-22

No obstante, a pesar de los pesares, siempre hay razones para esperar y, a comienzos de un nuevo año, vale la pena pensar en ellas.

Motivos para apostar por el género humano

Erasmo lo explicaba así:

…la naturaleza ha querido que el hombre reciba el don de la vida no tanto para sí mismo como para orientarlo hacia el amor, para que entienda bien que está destinado a la gratitud y a la amistad. Es así que no le dio un aspecto feo u horrible como a otros sino dulce, pacífico, marcado con el sello del amor y la ternura. Le dio una mirada afectuosa que refleja los movimientos del alma. Le dio unos brazos capaces de abrazar. Le dio el sentido del beso para que las almas puedan unirse al mismo tiempo que se unen los cuerpos. Sólo a él le acordó la risa, signo de alegría. Sólo a él las lágrimas, símbolo de clemencia y misericordia. ¿No le dio acaso una voz que no amenaza ni es temible, sino que, a diferencia de las fieras, es amistosa y agradable? No contenta aún con estos dones, la naturaleza reservó al hombre el uso de la palabra y de la razón, atributos que contribuyen sobre todo al establecimiento y al fomento de la benevolencia, de modo que nada entre los hombres se resuelva por la fuerza. Le inculcó el odio a la soledad, el gusto por la compañía. Plantó en lo más profundo de su ser los gérmenes de la bondad.

Op. cit., pp. 202-203

El trabajo de los cascos blancos de Siria. Fuente Euronews

El trabajo de los cascos blancos de Siria. Fuente Euronews

Cuando, batiendo records de brutalidad, hay regímenes criminales que destruyen todo aquello que pueda aliviar el dolor y consideran a los hospitales como dianas de sus bombas y al personal sanitario y a los socorristas como objetivos a abatir, hay quienes confirman, en la práctica y sin saberlo, creyentes o no, las mismas convicciones de Erasmo

Porque atender a las necesidades de todos es precisamente lo propio y característico de Dios. Pues si no, ¿qué otra cosa es ese extraordinario placer espiritual que sentimos al saber que alguien se ha salvado por causa nuestra? El mecanismo por el que un favor significativo crea un vínculo es el mismo que hace que un hombre trabe amistad con otro. De este modo Dios ha puesto al hombre en este mundo como réplica de sí mismo, para que a la manera de una divinidad terrestre vele por la salvación de todos. Hasta los animales mismos lo presienten, pues vemos que no sólo los que son inofensivos sino también las panteras y los leones, e incluso otras bestias más feroces que éstas, buscan la protección del hombre en ocasiones de gran peligro. Aquí está el asilo de todos en las situaciones extremas, aquí el altar sacrosanto de toda la creación, ésta es el áncora de salvación que a nadie falla.

Op. cit., pp 203-204

En un hospital de Sanaa. Yemen. Foto Muhammed Huwais. Dagens Nyheter. 29 dec.2016

En un hospital de Sanaa. Yemen. Foto Muhammed Huwais. Dagens Nyheter. 29 dic.2016

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En el primer día del 2017

Aquí estamos, como decía Erasmo, llamados por nuestra naturaleza humana a ser en última instancia “asilo de todos en las situaciones extremas”. En todo caso, podríamos probar a serlo, si no de todos, al menos de algunos.

A todos los que se asoman a este blog, les deseo que el nuevo año se porte bien con ellos y que -como hace unas horas me auguraba un muy buen amigo- nos traiga aquello que necesitamos, pero no lo que tememos.

Y que, en la medida de nuestras posibilidades, contribuyamos a aliviar en el 2017 a quienes el 2016 les trajo aquello que temían.


Referencias

Sobre la razón de ser, la finalidad, la imparcialidad  y los propios controles de fiabilidad del Syrianarchive se puede consultar, su mismo sitio web: https://syrianarchive.org/

Más detalles sobre el origen y los operadores de esa iniciativa en una crónica de hace tres días de la agencia de noticias DW (Deutsche Welle), en su versión en inglés, que considero objetiva e imparcial


Breverías erasmianas (XXX): “Annus producit, non ager” (El año, no la tierra, produce la cosecha)

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Cagnaccio di San Pietro. Vista de Pederobba, 1936. Galería Gomiero, Milán y Padua

Cagnaccio di San Pietro. Vista de Pederobba, 1936. Galería Gomiero, Milán y Padua

“Annus producit, non ager”

El año, no la tierra, produce la cosecha

Adagio I i 44

Aprovecha Erasmo un proverbio atribuido a Teofrasto (sucesor de Aristóteles a la cabeza de la Escuela peripatética de Atenas) para intervenir en el antiguo debate entre los que opinan que en lo concerniente al carácter, capacidades, virtudes y defectos de las personas, el peso de la herencia es el principal factor, frente a los que atribuyen el papel más importante al entorno social en el que crecemos junto con la educación y los ejemplos que recibimos.

La niña y su papá. Playa de la Almadrava. Foto R.Puig

La niña y su papá. Playa de la Almadrava. Foto R.Puig

En tiempos de Erasmo no se hablaba del genoma humano, pero sí de progenitores y antepasados. Su comentario comienza así:

Ἔτος φέρει, οὐχὶ ἄρουσα, es decir “El año, no el campo,  hace crecer la mies” (Annus producit segetem, non arvum) es un hemistiquio proverbial que aparece en el libro octavo de “Sobre las plantas”, obra atribuida a Teofrasto :

“Para el crecimiento y la alimentación (de la planta) ayuda grandemente el clima y la temperatura y como se presente el año en general. Porque si las lluvias, el buen tiempo y las tormentas acontecen a su debido tiempo, todo crecerá feliz y profusamente, incluso en campos salinos y escasamente fértiles. De modo que no está lejos de la verdad lo que se dice en el proverbio, que “no es el campo, sino el año, el que produce el fruto”. Aunque, no obstante, el terreno pueda hacer la diferencia”

(Teofrasto, Historia de las plantas, 8.7.6)

Cagnaccio di San Piero. El manantial. 1935 - 39. Detalle. Museo de Arte Moderno de Trento y Rovereto

Cagnaccio di San Piero. El manantial. 1935 – 39. Detalle. Museo de Arte Moderno de Trento y Rovereto

Erasmo sigue comentando las varias interpretaciones que se han hecho del texto griego de este pasaje y finalmente se pronuncia por la siguiente

Indudablemente Teofrasto no aprueba la opinión popular que responsabiliza de todo al clima, pues el tipo de suelo es también un factor importante. Sin embargo, mi parecer es que la lectura de más arriba es la más atractiva y pienso que mi opinión la compartirán los doctos.  El mismo autor vuelve sobre este adagio en el tercer libro de su “De causis plantarum” (Acerca de las plantas), cuando trata de como el trigo prospera tanto en regiones frías como calientes; no niega que la naturaleza de la tierra contribuya algo a la fertilidad, pero dice que mucho más importante es el aire circundante y la combinación moderada del tiempo y de los vientos que experimenta el campo. También lo menciona Plutarco en la década séptima de sus ‘charlas de sobremesa’

(Teofrasto, “De causis plantarum”, 3.23.4 y Plutarco, “Moralia” 701A)

Gisberto Ceracchini. El descanso. 1930. Museo de Arte Moderno de Trento y Rovereto

Gisberto Ceracchini. El descanso. 1930. Museo de Arte Moderno de Trento y Rovereto

Pero Erasmo, infatigable apóstol de la pedagogía humanista, quiere llegar a una interpretación analógica del proverbio:

Si se quiere extender el uso de este proverbio, puede de alguna forma entenderse que, para la formación del carácter, la educación es de mucha mayor importancia que la raza y que no tiene gran importancia quienes fueran tus antepasados, sino que es mucho más importante de qué modo has sido educado y qué principios te han enseñado. Porque es el clima lo que ‘educa’ lo que la tierra produce. Y parece que es a este adagio a lo que alude Eurípides, cuando pone en boca de Hécuba lo siguiente:

¿No es curioso que la tierra mala,

si el cielo le da buen tiempo,

produzca buenas cosechas,

y la buena, si no recibe lo que necesita,

dé mal fruto? ¿Y que, en cambio, entre los hombres el

que sale malo no deje de ser malo, y el bueno

siga siempre bueno sin que la adversidad

corrompa su carácter noble?

¿Qué influye más en esto, los padres o a la educación?

Es claro que una recta educación ha de incluir

de algún modo la enseñanza de lo que está bien.

Eurípides, “Hécuba”, 592-601

Gino Severini. Maternidad. 1916. Museo de la Accademia Etrusca e della Città di Cortona

Gino Severini. Maternidad. 1916. Museo de la Accademia Etrusca e della Città di Cortona

Y continúa Erasmo:

Hécuba parece dar más importancia al linaje que a la enseñanza y se admira de que lo que ocurre con la cosecha no suceda con la condición humana. Por el contrario, fue Licurgo quien aportó un experimento espléndido para demostrar que la educación es más poderosa que la raza, presentando en público dos perros: uno nacido de una perra callejera, pero que, debido a su entrenamiento, se lanzaba valientemente a la caza, mientras que el otro, de pura raza pero  sin entrenamiento, en oliendo pan y comida, de modo vergonzoso abandonaba la caza.

Massimo Campigli. Las educandas. 1929. Museo de Arte Moderno de Trento y Rovereto

Massimo Campigli. Las educandas. 1929. Museo de Arte Moderno de Trento y Rovereto

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Por los siglos de los siglos

A lo largo de la historia, la doctrina de la predestinación ha sido con frecuencia llevada a sus extremos: aquellos que no pertenecen a la estirpe correcta, ni siquiera a fuerza de educación podrían modificar sus marcas de nacimiento, ya procedan estas de un estigma original del que sólo Dios nos lava (“agua del costado de Cristo, lávame”), de nuestro “servo arbitrio” (Lutero), del karma que nos haya caído en suerte (budismo chino),  del final que el Juez Supremo nos haya predeterminado (Calvino), de los rasgos que denuncian a los criminales natos (Lombroso), o más recientemente de ciertas combinaciones del genoma que nos arrastrarían a delinquir. Hace ya muchos siglos Agustín de Hipona, en tiempos de decadencia, se formaba una opinión pesimista de la impotencia de los seres humanos para llevar la Historia a buen puerto. Por no hablar de Carlos Marx y de la inexorable lucha de clases, enmarcada en una visión hegeliana de la evolución de la estirpe humana.

Con frecuencia, es la experiencia personal del filósofo o del líder religioso la que conduce a formarse una rígida visión dogmática de la irremediable incapacidad del ser humano para cambiar su destino. Unos serían tierra buena y otros mala, ni el clima, ni la benignidad de las estaciones podrían modificar la bondad o la maldad de la cosecha.

Gian Emilio Malerba. Las amigas. 1924. Colección Mita y Gigi Tartaglino. Torino

Gian Emilio Malerba. Las amigas. 1924. Colección Mita y Gigi Tartaglino. Torino

Erasmo mantuvo una sonada polémica con Lutero sobre la cuestión. El primero,  sin cesar de denunciar las iniquidades de su época, mantenía sin embargo la convicción humanista y pedagógica de que la persona humana no es nunca una víctima irremediable del destino, que, pase lo que pase, le queda el libero arbitrio (libre albedrío). El segundo, ante el mismo panorama, defendía que nuestros esfuerzos y méritos no son los que pesan en la balanza, pues estamos sujetos a un servo arbitrio (el albedrío esclavo); nuestro final es gratuito, sólo depende de la gracia de Dios y nuestro indulto sólo lo deberemos al suplicio de su Hijo, lo único que podría borrar el estigma original con el que todos, salvo una excepción, nacemos.

Zurbarán. La Inmaculada Concepción. 1661.Museo de Bellas Artes de Budapest

Zurbarán. La Inmaculada Concepción. 1661. Museo de Bellas Artes de Budapest

Entre los creyentes prosperan unas formas de predestinación, los ateos tampoco están vacunados de las suyas. Sangre de Cristo, karma, genoma, privilegios o razas especiales, sigue rodando la bola. Todo esto sería inocuo si otras formas de predestinación no se hubiesen usado a lo largo de la Historia para aniquilar o rechazar, bien porque a los de tal o cual pedigrí se les considere en masa como pérfidos, irreformables, fanáticos o inferiores, bien porque si no son como nosotros podrían contaminar la pureza y rectitud de nuestras formas de vida.

Arturo Martini. Busto de joven judía. 1922. Museo de Arte Moderno de Trento y Rovereto

Arturo Martini. Busto de joven judía. 1922. Museo de Arte Moderno de Trento y Rovereto

En cuanto a la tendencia de explicar las conductas humanas con la genética o, desde otra vertiente, por traumas precoces, y a clasificar con categorías simples y cómodas a los que no son como nosotros, habría que decir que todo eso, se ha justificado desde antiguo, que no es nuevo y ha conducido a las peores atrocidades de la historia, sea bajo los pretextos de una creencia, de una ciencia o de una ideología.

El Dr.Linus Creel en el capítulo S2:A4 de la serie The Blacklist (Netflix) manipula el gen que predestina a los asesinos potenciales a pasar al acto en situaciones adversas. Los medios de información nos ofrecen a menudo descubrimientos punteros sobre genes que determinarían las más complejas de nuestras conductas humanas. En definitiva el viejo determinismo se vestirá siempre con nuevos ropajes.

Alberto Savinio. Los guardianes del puerto. 1930. Museo de Arte Moderno de Trento y Rovereto

Alberto Savinio. Los guardianes del puerto. 1930. Museo de Arte Moderno de Trento y Rovereto

Por mi parte lo que espero de nuestros hijos y nietos es que no se dejen atrapar por los demonios de la vieja Europa, la que durante siglos dificultó con rechazos atrabiliarios la vida en paridad de derechos de judíos y de otras minorías, consideradas impuras, malignas o inferiores, esa parte de Europa que rebrota y que declara inasimilables a los que señala en bloque como fieles de una confesión irreformable. Cuando quienes en realidad no han asimilado los valores europeos son quienes marcan a millones de seres humanos en masa.

El rechazo a las aspiraciones, amparadas por el derecho de gentes, al asilo y a una vida mejor de quienes escapan de la guerra o de amenazas equivalentes, estigmatizados por una sola de sus múltiples identidades personales, por ejemplo la confesión religiosa, es una involución y una negación de lo que constituye el núcleo de los valores de la Europa que ha costado siglos construir: la persona es el sujeto de derechos y responsabilidades y tiene su propia historia individual,  no es un número dentro de una masa.

Santiago Pelegrín. Retrato de Marujita. 1925. Museo de Bellas Artes de Zaragoza.

Santiago Pelegrín. Retrato de Marujita. 1925. Museo de Bellas Artes de Zaragoza.

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Referencias:

Las obras de arte aquí mostradas provienen de dos exposiciones que he visitado hace poco en Madrid.

Todas menos una provienen de la exposición de la Fundación MAPFRE; “El retorno a la belleza. Obras maestras del arte italiano de entreguerras” (hasta el 4 de junio de este año), una muestra fuera de lo común que recomiendo vivamente.

La extraordinaria Inmaculada de Zurbarán se puede ver en el Museo Thyssen Bornemitsza: “Obras maestras de Budapest. Del Renacimiento a las vanguardias” (hasta el 27 de mayo)



Breverías erasmianas (XXXI): “Pecuniae obediunt omnia” (Todo se inclina ante el dinero)

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Ostentación. Casa de América. Madrid. Foto R.Puig

Ostentación. Casa de América. Madrid. Foto R.Puig

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“Pecuniae obediunt omnia”

Todo se inclina ante el dinero

Adagio Ι, III, 87

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Refranes, dichos y sentencias sobre el dinero los hay en abundancia. Lo versificó Quevedo en aquel poema titulado como su estribillo que nos aprendíamos de memoria en el bachillerato de nuestra infancia:

Madre, yo al oro me humillo,

Él es mi amante y mi amado,

Pues de puro enamorado

Anda continuo amarillo.

Que pues doblón o sencillo

Hace todo cuanto quiero,

Poderoso caballero

Es don Dinero.

Pero, como en la mayoría de las sentencias que se han ido acuñando en nuestra lengua, popular o culta, en infinidad de casos sus raíces son clásicas. Lo que expresan ya se expresó en griego y en latín. De recordárnoslo hasta la saciedad ya se encargó nuestro Erasmo de Rotterdam.

Así que sin quitarle el mérito a Quevedo, cuyo neo-estoicismo por cierto tiene raíces erasmistas, hoy volvemos a Los Adagios y a lo que los clásicos anticiparon con parecido sentido.

La palabra al Príncipe de los humanistas:

“Parece que este fue un dicho popular entre todos los pueblos del mismo modo como hoy es de uso común: Todo se inclina ante el dinero. El Eclesiastés lo menciona entre los proverbios hebreos (el dinero es la respuesta a todo, 10,19). De modo parecido es celebrado por autores griegos y latinos, como Eurípides en Las fenicias (439-40):”

Nada hay más querido para los mortales que el dinero.

Y entre los hombres es lo que más poder tiene

“Igualmente dice Aristófanes en Plutón (144-6):”

No hallarás cosa segura en parte alguna.

Pero a todos por igual les domina el afán de lucro.

 

De Industry and Idleness de de William Kentrige

Fragmento de  “Industry and Idleness” de de William Kentrige

.

“A esto alude Demóstenes en su Primera Olíntica (20):

Para decirlo brevemente, se necesita el dinero y sin este nada de lo que hay que hacer se puede llevar a cabo.”

.

Aristófanes en Pluto (144-6) explica en tono de humor que todo lo que los mortales hacen, bueno o malo, se hace gracias al dinero, y que ni siquiera para el culto a los dioses hay otra razón. Y entre otras observaciones lo resume todo en esta sentencia:”

Si algo hay para los hombres, algo eximio o espléndido,

Si hay algo que sea hermoso, de ti solo proviene.

Pues a la riqueza todas las cosas al unísono obedecen.

.

“En el mismo sentido Horacio (Epístolas, 1.6. 36-7) llama reina a la riqueza:”

Es evidente que, con su dote, esposa, fidelidad, amigos,

linaje y hermosura la Reina Fortuna nos dona

.

“Pero nadie describió tan claro como Eurípides (Frag, 324) la tiranía del dinero, cuando hace hablar a su Belerofonte en el mismo sentido.”

“Fue Séneca quien lo citó (Cartas, 115. 14-5) ya que el drama se ha perdido; estas líneas son realmente divertidas y tienen encanto;  las transcribo con placer (aunque corrigiendo algún pasaje corrompido):”

No importa que digas que soy el peor, con tal de que me llames rico.

Nadie pregunta si uno es bueno, sino más bien si es rico

No por qué o de donde sino cuánto tienes te preguntan.

En todas partes se estima lo que fuiste por lo que tuviste.

Qué hay de vergonzoso en poseer, inquieres. ¡Nada!

Queremos saber de alguien si es rico, no si es bueno,

Si soy rico prefiero vivir, pero si soy pobre morir.

Buena muerte es la del que muere mientras se lucra.

Riqueza, la mayor bendición de la raza humana,

Que no es equiparable ni con el placer de ser madre,

Ni con el cariño de los hijos o el honor de ser padres.

Si el brillo de Amor así de dulce fuera,

Razón de amores a dioses y hombres movería.

Dibujo de William Kentrige

Fragmento de William Kentrige

.

Y Séneca continuaba:

Cuando estas líneas de la obra acabaron de recitarse, todo el populacho se alzó como un solo hombre para echar al actor con su poema, hasta tal punto que el mismo Eurípides saltó en medio de la audiencia y les rogó que esperaran a ver la pena que al final le aguardaba al adorador del oro, pues Belerofonte sufriría en la ficción el mismo castigo que a todo hombre se inflige

Dibujo en "Johannesburg" 1989. William Kentrige

Fragmento de “Johannesburg” 1989. William Kentrige

“Pero de estas líneas, citadas en latín por Séneca, encontré  otras posteriores en griego, en el libro 4 de los Dipnosofistas de Ateneo, sin nombre de autor, que quiero añadir aquí:”

Oh ganancia del oro, la cosa más preciado entre los hombres,

De modo que ni padre, ni madre, ni hijos

Al hogar placeres tales traigan

A quienes en su casa te poseen.

Y si las lumbres del Amor así resplandeciesen

No sería extraño que los amores innumerables fuesen.

Oros. Casa de América. Madrid. Foto R.Puig

Oros. Casa de América. Madrid. Foto R.Puig

 

“A todo esto, surge la cuestión de la perversión y la irracionalidad de las mentes humanas. No perdonan una frase exagerada de un personaje ficticio de teatro, recitada en escena por un histrión, y organizan un tumulto para expulsarlo, pero cada uno la pasa por alto en su propia casa. ¿Cuántos de entre ellos no declaran con sus deseos y en su vida justo lo que el actor declama? ¡Se horrorizan por lo que se dice en el teatro y no temen a lo mismo en la vida de cada uno! ¿Qué hay de más infame, más execrado por todos que lo expresado por el término “mentira”, y qué hay de más corriente que esa misma cosa en los comportamientos humanos? ¿Qué hay más odioso que el perjurio? Examina las vidas de los hombres y las hallarás repletas de perjurio. Fíjate en las promesas que los príncipes hacen a su pueblo, así como los obispos y los abades, o las promesas bautismales de todos los cristianos. Compara sus costumbres, ya verás que cantidad de perjurios encuentras. Abominamos tanto del calificativo de “ladrón” Pero en la vida real no encontrarás otra cosa, salvo que no fuese robo aceptar un préstamo con ánimo de no devolverlo; negar que te confiaron algo, cuando lo tienes a buen recaudo; apropiarse con malas artes de una herencia o de la propiedad ajena; engañar a un comprador; sustraer una parte de los bienes que tienes a tu cargo; hacer pasar vidrio por gemas; vender una clase de vino como otro distinto. En resumen, no perder ocasión de defraudar al prójimo.”

“Pero yo vuelvo a los Adagios (Sed ad proverbia redeo).”

"In whose lap do I lie" (¿En qué regazo miento?). William Kentrige

Fragmento de “In whose lap do I lie” (¿En qué regazo miento?). William Kentrige

.

No creo que a Erasmo le hubiera molestado que acabásemos con el resto del poema de Quevedo. De no hacerlo, nuestro quisquilloso vate no nos lo habría perdonado.

Así que:

Nace en las Indias honrado,

Donde el mundo le acompaña;

Viene a morir en España,

Y es en Génova enterrado.

Y pues quien le trae al lado

Es hermoso, aunque sea fiero,

Poderoso caballero

Es don Dinero.

Son sus padres principales,

Y es de nobles descendiente,

Porque en las venas de Oriente

Todas las sangres son Reales.

Y pues es quien hace iguales

Al rico y al pordiosero,

Poderoso caballero

Es don Dinero.

¿A quién no le maravilla

Ver en su gloria, sin tasa,

Que es lo más ruin de su casa

Doña Blanca de Castilla?

Mas pues que su fuerza humilla

Al cobarde y al guerrero,

Poderoso caballero

Es don Dinero.

Es tanta su majestad,

Aunque son sus duelos hartos,

Que aun con estar hecho cuartos

No pierde su calidad.

Pero pues da autoridad

Al gañán y al jornalero,

Poderoso caballero

Es don Dinero.

Más valen en cualquier tierra

(Mirad si es harto sagaz)

Sus escudos en la paz

Que rodelas en la guerra.

Pues al natural destierra

Y hace propio al forastero,

Poderoso caballero

Es don Dinero.

.

Texto latino original de Les Adages d’Érasme, présentés par les Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), 2010, pp.323-327  (La traducción de este adagio incluye la totalidad del texto y es mía).

"Monument".  William Kentrige

Fragmento de “Monument”. 1990. William Kentrige


Elogio de la nimiedad (VII): Reproches y rebeldías (de los comestibles)

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El ojo airado. Foto R.Puig

El ojo acusador. Foto R.Puig

 

Reproches

No sé si a ustedes les pasa, pero descabezar un pescado cuando te mira fijo puede dejar una regusto de culpa. Se pasa pronto, pero, en todo caso, hay quienes preferimos no tener que guillotinar a un bicho antes de comerlo. No sé si está relacionado con una experiencia infantil.

En los años de la posguerra en España comer pollo, algo tan corriente ahora, era para las ocasiones especiales. Alguien, creo que era por Navidad, había obsequiado a mis abuelos el volátil vivo. Había que sacrificarlo para luego desplumarlo. Al niño que yo era no se le dejó asistir a la decapitación, pero sí que pude ver horrorizado como salía corriendo hacia mí el animal sin cabeza por el pasillo en penumbra que llevaba a la cocina.

Los niños de hoy están acostumbrados a las escenas de horror de la TV, el cine y los videojuegos, pero que un ser vivo sin cabeza, sangrando por el pescuezo seccionado, se te acerque dando saltos era demasiado para un infante de los tempranos años cincuenta del siglo pasado.

Por lo cual no tuvo nada de extraño que hace ya mucho, en una marisquería de Galicia, al observar a un pinche de cocina que sacaba un bogavante vivo del acuario para llevárselo hacia el perolo en ebullición, de sopetón le preguntase si no sentía remordimientos cada vez que ejecutaba a los crustáceos de una forma tan cruel. No debía yo ser el primero que le planteaba este interrogante moral, pues, también sin pensárselo, me replicó poniendo ante mi el animal con sus espectaculares tenazas embridadas (como un criminal esposado) y diciendo: “No señor, yo sólo ejecuto a un asesino del fondo de los mares que ha devorado a muchos pececillos inofensivos, cocerlo vivo no me quita el sueño”.

Langosta de mar

Langosta norteamericana (en España bogavante)

A pesar de esta explicación, no puedo olvidar los ojillos cegatones del bogavante y sigo pensando que si tuviese el oficio de hervidor de crustáceos vivos, al acabar la jornada de trabajo no conseguiría dormir tranquilo.

.

Rebeldías

En todo caso, les pido comprensión, pues voy a intentar esclarecer con algunos ripios una especie de visiones, que no sé si a ustedes se les presentarán o son sólo los efectos de mis traumas infantiles que se habrían agravado con la edad.

En cualquier caso no se tomen a la ligera mis advertencias

Despierten almas dormidas

estén alerta y aprendan

cosas que no han de hacerse

y si se hacen adviertan

qué podría sucederles.

Ira de hortaliza. Foto R.Puig

Ira de hortaliza. Foto R.Puig

Un pimiento es un pimiento

hasta que se le acuchilla,

y a sus barbas se ofende

despertando en consecuencia

su agresividad latente.

El pimiento colérico. Foto R.Puig

El pimiento colérico. Foto R.Puig

En el alma de los huevos

pollos frustrados se esconden

así que si los freímos

arrojando chiribitas

los dedos quizá nos quemen.

 

Ova furiosa. Foto R.Puig

Ova furiosa. Foto R.Puig

Hemos de tener presente

que por las cocinas

vagan espíritus durmientes,

puede que a quien les maltrate

su colera persiga siempre.

Ova furiosa. Foto R.Puig

Ova furiosa. Foto R.Puig

Pimientos, calabacines,

repollos, huevos y habas,

puerros, ajos y tomates,

cebollas y calabazas

un respeto se merecen.

El orgullo de la huerta. Foto R.Puig

El orgullo de la huerta. Foto R.Puig

Humildes frutas, hortalizas

y las modestas legumbres

de honor un rescoldo encierran,

 que con arte se les trate

ya nos lo enseñó Arcimboldo.

Arcimboldo. El otoño. 1573

Arcimboldo. El otoño. 1573

No hay queso ni salchichón

que no tenga corazón,

ni ostras que no palpiten,

ni huevos sin condición,

como ya mostró Colón.

Colón y el huevo. Orquesta Mondragón

Colón y el huevo. Orquesta Mondragón 1992

Nos prescribía Gautama,

que antes de hervir una gamba

con reverente humildad

su permiso le pidamos

para preservar su karma.

.

Hervidas sin permiso. Foto R.Puig

¡Hervidas sin permiso! Foto R.Puig

Como Plotino enseñaba,

los granos de la granada

sueñan la unidad perdida

y que al fin de su pesadilla

espera su forma divina.

La granada en la rama. Foto R.Puig

La granada en su rama. Foto R.Puig

***********

Y si no ha sido suficiente para aclararnos, recordaremos lo que escribía Georges Poulet analizando el neoplatonismo en la obra de Marcel Raymond. Aquel influyente crítico literario rechazaba la dualidad sujeto-objeto, al poner de relieve en sus estudios de poetas modernos que somos nosotros quienes prestamos a las cosas la consciencia que no tienen, que es en nosotros donde las cosas se piensan a sí mismas, se sienten, se perciben y hasta se emocionan en

…una especie de universo interior donde el pensamiento no sería diferente de sus objetos, donde ser consciente de alguna cosa sería ver como adquiere su forma en el espíritu, como si se soñase a sí misma.

(La conscience critique, Paris, José Corti, 1971, p. 128)

Bueno, pues lo dicho, eso puede referirse tanto a la fusión del espíritu del crítico literario (el sujeto) con la poesía de Baudelaire (el objeto), como a los pimientos (los objetos) que se piensan en nuestra conciencia (de sujetos) cuando los cortamos en rodajas. Parafraseando a Santa Teresa podríamos decir que entre los pucheros también aletea el soplo de la conciencia.

Prueben y vean que, concentrándose un poco, percibirán lo que sienten los ajos cuando los añaden al sofrito.

¡Que aproveche!

En obras

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En obras. Foto R.Puig

En obras. Foto R.Puig

Han sido días de cine y de lentitud, la entrada que he estado preparando se resiste. No en vano es inevitable dejarse llevar  de una pantalla a otra de las que pueblan Gotemburgo en estos días, con cientos de películas venidas de los cuatro puntos cardinales. Y aunque este año sean menos las proyecciones a las que asisto, de hecho lo que intentaba acabar para hoy se retrasa.

Que empiece ya. Festival de Cine de Gotemburgo 2018. Foto R.Puig

¡Que empiece ya! Festival de Cine de Gotemburgo 2018. Foto R.Puig

De este Festival de Cine de Gotemburgo que acaba mañana, de la muestra de once films que he visto pienso que pocos llegarán a las pantallas comerciales. En cualquier caso, si tienen ocasión, vayan a ver “Mary Shelley” de la directora saudí Haifaa Al-Mansour.

Mary Shelley junto a la tumba de su madre.

Mary Shelley junto a la tumba de su madre. Fuente: imdb.com

Ilustra la dura lucha de una mujer joven, Mary Shelley (1797 – 1851) por ver reconocida su obra literaria “Frankenstein, o el moderno Prometeo” y emerger de la sombra de Percy Bysshe Shelley (1792 – 1822), el fulgurante poeta, tan aclamado como denostado en la Inglaterra de principios del siglo XIX.

Aunque este film de aire goticista no ha tenido mucho éxito entre los críticos de Cine, el invierno en Gotemburgo parece que pide este género de historias. El Festival está cuajado de películas, y sobre todo de documentales, que nos enfrentan muy directamente a candentes realidades del mundo en que vivimos, pero las de aquella Inglaterra de la revolución industrial naciente no eran menos despiadadas.

El poeta en la colina. Foto R.Puig

El poeta en la colina. Foto R.Puig

Entre paseos y películas, mi entrada prevista para hoy sigue en obras, así que he recuperado el inicio de un modesto poema que escribí cuando yo tenía aproximadamente la misma edad de Percy Bysshe Shelley, por los años en que el poeta conoció a Mary Godwin, que fue luego su esposa, hija de la escritora inglesa Mary Wollstonecraft, pionera del feminismo moderno (*)  y del político y filósofo británico William Godwin

Morir en la montaña

un día de setiembre.

Vestir por sepultura

una grieta en el hielo,

orientada su puerta

de par en par al cielo.

Sentir cada mañana

sobre el rostro dormido

el derretir del tiempo.

Y en el silencio virgen

de los atardeceres

que me vele incansable

un rojo firmamento.

Y los días y meses

cubiertos por la niebla

serán el seno y leche

que bebe el niño muerto.

Y el glaciar que camina

será madre incansable

que mecerá mi cuna

en una larga ruta

privada de regreso.

(….)

Gallarate (Varese) 23 de octubre de 1968

Este poema alpestre continúa durante cuatro página más. Era la edad de los ánimos románticos, por entonces acababa de pasar el verano subiendo cumbres en los Alpes italianos y estudiaba yo a trescientos kilómetros de aquellas playas toscanas frente a las cuales el autor de Adonais murió ahogado. Así se truncaron sus planes de instalarse en Italia. Sus cenizas reposan en el cementerio acatólico de RomaMary Shelley sobrevivió a su esposo durante casi treinta años.


(*) Mary Wollstonecraft (1759 – 1797) escribió la histórica Vindicación de los derechos de la mujer (1792). (Texto original pinchando aquí: A Vindication of the Rights of Woman: with Strictures on Political and Moral Subjects ). Murió poco después de dar a luz a su hija Mary. Su viudo escribió en memoria de su mujer la obra Memoirs of the Author of A Vindication of the Rights of Woman : En memoria de la autora de Una vindicación de los derechos de la mujer. El texto original inglés puede obtenerse aquí.

El carácter y la obra de Mary Shelley se entienden mejor teniendo en cuenta que, educada por su padre en la veneración de la vida y obra de su madre y con toda la biblioteca paterna a su disposición, pudo desarrollar una imaginación, una cultura crítica y una voluntad libres, algo que a las niñas y adolescentes de su época les era regularmente negado.

 

 

 

 

De anima

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La tardor. Foto R.Puig

Tardor. Foto R.Puig

Traducir poesía es otra forma de ser poeta. Para traducir del sueco todos los poemas de Edith Södergran (San Petersburgo 1892 – Raivola, Finlandia, 1923) hay que serlo bastante. A Neila García Salgado le han otorgado el Premio Nacional de Traducción Literaria 2018 por haberlo llevado a cabo.

                                      Kärlek

Min själ var en ljusblå dräkt av himlens färg;

jag lämnade den på en klippa vid havet

och naken kom jag till dig och liknade en kvinna.

Och som en kvinna satt jag vid ditt bord

och drack en skål med vin och andades in doften av några rosor.

Du fann att jag var vacker och liknade något du sett i drömmen,

jag glömde allt, jag glömde min barndom och mitt hemland,

jag visste endast att dina smekningar höllo mig fången.

Och du tog leende en spegel och bad mig se mig själv.

Jag såg att mina skuldror voro gjorda av stoft och smulade sig sönder,

jag såg att min skönhet var sjuk och hade ingen vilja än – försvinna.

O, håll mig sluten i dina armar så fast att jag ingenting behöver.

 

                                            Amor

Mi alma era un traje azul claro como el cielo;

lo dejé en una roca junto al mar

y desnuda fui hasta ti y parecía una mujer.

Y como mujer me senté en tu mesa

y bebí un cuenco de vino y aspiré el aroma de unas rosas.

Me encontraste bella y parecida a algo que habías visto en sueños,

olvidé todo, olvidé mi infancia y mi patria,

sólo sabía que tus caricias me tenían cautiva.

Y sonriente tomaste un espejo y me pediste que me mirara.

Vi que mis hombros estaban hechos de polvo y se desmoronaban,

Vi que mi belleza estaba enferma y no tenía otra voluntad que desaparecer.

Oh, abrázame tan fuerte que ya no necesite nada.

.

Edith Södergran, “Encontraste un alma”. Poesía completa, traducción de Neila García Salgado, edición bilingue, Madrid, Nórdicalibros, 2017, pág.121.

Edith Södergran. Autorretrato. www.sls.fi

Edith Södergran. Autorretrato. www.sls.fi

Du sökte en blomma

och fann en frukt.

Du sökte en källa

och fann ett hav.

Du sökte en kvinna

och fann en själ –

du är besviken.

.

Buscabas una flor

y encontraste un fruto.

Buscabas una fuente

y encontraste un mar.

Buscabas una mujer

y encontraste un alma –

estás decepcionado.

 “El día refresca. IV”, Ibidem, p.25

Hechos de polvo. Foto R.Puig

“…hechos de polvo”. Foto R.Puig

…el alma no sólo es mortal sino que es lo único mortal que hay. Sólo el alma muere en nuestro tétrico mundo, nada más. Por tanto nosotros los humanos, los seres dotados de conciencia autorreflexiva, es decir de alma, somos los únicos mortales del universo que conocemos. Nada muere, nada es sólo una vez y nunca más, sólo nosotros. Tal es nuestro fatal privilegio. Y por eso el alma sólo puede enamorarse de otra alma.  Amar es celebrar con emoción y zozobra la existencia de algo que podría no haber sido y que necesariamente debe dejar de ser.

Fernando Savater, “El alma mortal”, Claves de Razón Práctica, número 261, Noviembre/Diciembre 2018, pág. 48

Cuando Edith Södergran murió de tuberculosis a los 31 años, otro gran poeta escandinavo, Elmer Diktonius, (1896 – 1961), escribió:

La generación de los jóvenes poetas nórdicos ha perdido a su pequeña gran madre. El mundo ha perdido a una de las más grandes mujeres creadoras de todos los tiempos.

Edith Södergran con su gato Totti. www.sls.fi

Edith Södergran con su gato Totti. www.sls.fi

             Yo

Soy forastera en esta tierra que yace

bajo las profundidades del mar apremiante,

el sol se asoma con rayos rizados

y el aire flota entre mis manos.

Me dijeron que nací en cautividad  –

que ninguna cara aquí me sería conocida.

¿Soy una piedra que lanzaron hacia el fondo?

¿Soy un fruto demasiado pesado para su rama?

Merodeo a los pies del árbol murmurante,

¿cómo he de trepar por su tronco escurridizo?

En la cima donde tambaleando las copas se unen

quisiera tumbarme y otear el humo

que expulsan las chimeneas de mi tierra…

.

              Jag

Jag är främmande i detta land,

som ligger djupt under det tryckande havet,

solen blickar in med ringlande strålar

och luften flyter mellan mina händer.

Man sade mig att jag är född i fångenskap –

här är intet ansikte som vore mig bekant.

Var jag en sten, den man kastat hit på bottnen?

Var jag en frukt, som var för tung för sin gren?

Här ligger jag på lur vid det susande trädets fot,

hur skall jag komma upp för de hala stammarna?

Däruppe mötas de raglande kronorna,

där vill jag sitta och speja ut

efter röken ur mitt hemlands skorstenar…

De “Poemas”, 1916 en ibidem, pág. 37

En youtube hay un vídeo en que este poema es recitado

Breverías erasmianas (XXXIX): ¿Qué es una adagio?

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Opera Omnia de Erasmo. Leyden 1703. Foto R.Puig

Obras Completas de Erasmo de Rotterdam . Librería de Pieter van der Aa, Leyden, 1703. Foto R.Puig

Hace ya años traduje y edité siete adagios de Erasmo de Rotterdam bajo el título Adagios del poder y de de la guerra y Teoría del Adagio (Colección Humaniora, Pre-Textos y Biblioteca Valenciana, 2000, 336 páginas), incluyendo mi traducción de los Prolegómenos que el gran humanista publicó con su Adagios en 1508. Estos prolegómenos forman un tratado so­bre las paremias, es decir, los proverbios o adagios. Erasmo se sirve de esos tres términos para designar la misma cosa. La edición se agotó hace tiempo, pero gracias al interés que puso Javier Setó, responsable de El libro de bolsillo de Alianza Editorial, en rescatar este trabajo, pude reeditar en 2008 esos textos excepcionales en la sección de Filosofía de la colección (H4485), corrigiendo las erratas de la primera edición y añadiendo más de cincuentas nuevas notas.

Vivimos en tiempos en que se lanzan abundantes lemas y consignas para la publicidad y la propaganda, sobre todo la electoral, tratando de cautivar el favor de los ciudadanos con fórmulas pegadizas y contundentes. Así que se me ha ocurrido volver a lo que Erasmo nos explicó hace siglos sobre el arte de la paremia, adagio o proverbio.

Creo que el gran humanista tiene aún mucho que enseñar a los creativos de esta nuestra devoradora feria de las vanidades.

Quid sit paroemia. Foto R.Puig

Quid sit paroemia. Foto R.Puig

Erasmo repasa en sus Prolegómenos algunas definiciones latinas y griegas de los ada­gios.

Por ejemplo:

Paroemia est proverbii vulgaris usurpatio, rebus temporibusque accomodata, cum aliud significatur quam dicitur

Un adagio es la utilización de un proverbio popular, adaptado a los temas y a las épocas, que significa algo distinto de lo que en él se dice

Según Diomedes, Autor del “Arte Gramatica”

Texto latino de Les Adages d’Érasme, les Belles Lettres et le GRAC, Lyon 2010, p. 37

A continuación comenta otras definiciones de los autores clásicos para llegar a una síntesis que pueda aplicarse a su antología, en la que comenta de más de cuatro mil proverbios de la antigüedad grecolatina (exactamente 4.151 en la edición de 1536, el año de su muerte)-

Ofrece la siguiente hipótesis de trabajo:

…una cosa es recomendar un adagio y presentar los más valiosos y otra muy distinta definirlos con propie­dad. A mí me parece –con la venia de los gramáticos– que se puede dar una definición completa del adagio que ade­más se adapta a nuestro plan actual de trabajo y que es la siguiente:

“Un adagio es un dicho conocido que se distin­gue por cierta ingeniosa originalidad”

“Paroemia est celebre dictum, scita quapiam novitiate  insigne”

De modo que el género viene dado por «un dicho», la diferencia está en «conocido» y «que destaca por cierta ingeniosa origina­lidad» hace las veces de propiedad. Dado que la perfecta definición consta de esas tres partes, los dialécticos se dan por satisfechos

Erasmo. Inicio de la Colección de adagios. Edición de Clericus, 1703- Foto R.Puig

Inicio de la Colección de adagios de Erasmo. Edición de I. Clericus, 1703. Foto R.Puig

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La crónica de hoy quiere ser el comienzo de sucesivos resúmenes de mi edición de la “Teoría del adagio” de Erasmo de Rotterdam con la esperanza de que se cumpla el lema de la portada de la edición de sus Obras Completas en Leyden en 1703 a cargo del teólogo y exegeta Johannes Clericus (Jean Leclerc)

Bona causa Triumphat. Foto R.Puig

Bona causa triumphat. Foto R.Puig

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La verdad es que, con permiso del príncipe de los humanistas,  a mi me llama mucho la atención eso que escribía el gramático Diomedes de que la paremia es “un proverbio popular, adaptado a los temas y a las épocas, que significa algo distinto de lo que en él se dice” (el subrayado es mío).  Con la que nos está cayendo en estos días, creo que muchos eslóganes  encierran cosas que no son las que sus creativos pretenden que nos dicen.

Qué le vamos a hacer, la publicidad y la propaganda seguirán erre que erre queriendo adaptarnos “a sus temas y a sus épocas”. Aunque si ustedes son tan viejos como yo quizás recuerden aquello de ¿renunciáis a Satanás, a sus pompas y a sus obras? 

¡Caramba si me equivoco! pero me parece que aquello cobra ahora otro sentido…

.

El mar, en días de temporal, suele amontonar las hojas muertas de los bosques submarinos de Posidonia en mi playa de la Costa Blanca alicantina. Lo hace desde mucho antes de que los seres humanos apareciésemos sobre la tierra, desde muchísimo antes de que alguien balbucease la primera sílaba. 

Hojas muertas de Posidonia. Playa de la Almadraba. Foto R.Puig

Hojas muertas de Posidonia. Playa de la Almadraba. Foto R.Puig

 

 

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